¿EXISTIERON LOS GIGANTES? ¿ES UN MITO? Y SI FUERA CIERTO… ¿EXISTE UNA EXPLICACIÓN RACIONAL?. PERCY ZAPATA MENDO.
¿EXISTIERON
LOS GIGANTES? ¿ES UN MITO? Y SI FUERA CIERTO… ¿EXISTE UNA EXPLICACIÓN RACIONAL?
El “hallazgo” de descomunales esqueletos humanos pareciera
confirmar que en épocas remotas algunas zonas de la Tierra estuvieron habitadas
por esta raza – a menos que se tratase de fotomontajes y hecho eco por medios
sensacionalistas -. En tiempos más recientes la ciencia ha encontrado una
explicación al "gigantismo", una alteración que ha dado lugar a
historias tan curiosas como sobrecogedoras, algunas de las cuales recogemos en
este reportaje.
Muchas culturas cuentan en sus tradiciones y leyendas que
hubo un tiempo en el que los gigantes caminaron sobre la Tierra. Se habla de
ellos tanto en la Biblia como en el Mahabharata, igual en los textos sagrados tailandeses,
de Ceilán, en la mitología griega, lo mismo que en las tradiciones aztecas,
egipcias, las irlandesas o vascas. El legado de esta raza quedó supuestamente
reflejado en los megalitos, en los colosales túmulos del nordeste de Estados
Unidos y en construcciones ciclópeas como las ruinas de Baalbeck (Líbano), las
de Tiahuanaco (Bolivia) o de Sacsayhuaman (Perú).
GIGANTES
MENCIONADOS EN LA BIBLIA
La primera mención de la existencia de gigantes o “seres
distintos” en la Tierra aparece en la Biblia, en el Viejo Testamento. En el
Génesis 6, versículos 1 y 2, podemos leer:
“cuando los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y
habían procreado hijas, viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres
eran hermosas, escogieron de entre ellas por mujeres a las que quisieron”.
Los Nephilim (en hebreo: gigantes) según se recoge en el
Génesis 6, 4, existían en la Tierra por aquel tiempo:
“Por entonces y también en épocas posteriores, cuando los
hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos,
aparecieron en la Tierra los gigantes. Éstos son los esforzados varones de los
tiempos primeros, los héroes famosos”.
Según Zecharia Sitchin, autor de El Duodécimo Planeta,
nephilim significa literalmente “aquéllos que bajaron de los cielos a la
tierra”.
“Los traductores de la
Biblia –explica Sitchin- supusieron que Nephilim significaba gigantes porque en
otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como Anakim, a la vez
que el relato sobre el gigante Goliat se afirma que él era descendiente de
Anak; de aquí la conclusión: si Anak era un gigante, entonces los Nephilim que
también eran Anakim, deberían ser gigantes”.
Por su parte, Robert Charroux, en El enigma de los Andes, ve
a estos gigantes de la Biblia como
“... seres superiores que engendraron la elite de los
pueblos: Reyes, héroes e iniciados”.
Su unión con las mujeres de los hombres - debían de ser
bastante semejantes a la especie humana para poder acoplarse a éstas -
produciría hijos más altos que los terrestres normales. Pero hemos de destacar
una particularidad: algunos de los restos osteológicos pertenecientes a
“gigantes” encontrados, tenían – como ya veremos posteriormente - seis dedos en
cada una de sus extremidades.
La Biblia también hace mención a este dato en Sam. 21, 20 y
Paralipómenos 20, 6
“Hubo una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de
alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en
todo, que descendía también de Rafa”.
Para la Biblia, la raza de los gigantes desapareció con el
diluvio pero, al parecer, uno de ellos se salvó. La leyenda nos cuenta que, al
no caber en el Arca de Noé, se montó a horcajadas sobre ella.
El gigante era tan grande que su cama medía unos 3,90 metros
de largo por 1,80 de anchura. (Deuteronomio 3, 11: “Porque únicamente Og rey de
Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no
está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su
anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre”).
GIGANTES
DISEMINADOS POR TODO EL TERRITORIO ESTADOUNIDENSE.
Se han encontrado restos de gigantes por todo Estados Unidos.
En 1833 un grupo de soldados sacó a la luz en Rancho Lompock (Nevada) los
restos de un hombre de 3,5 metros de altura, rodeados de armas descomunales. En
junio de 1877 unos prospectores descubrieron cerca de Eureka (Nevada) los
huesos de una pierna y un pie gigantescos, correspondientes a un ser humano de
3,65 metros. En 1891, en Crittenden (Arizona), una brigada de obreros encontró
un sarcófago que contenía a un ser humano de más de 3 metros de estatura.
También a finales del siglo XIX, en Isla Catalina (California), se hallaron los
restos de unos gigantescos pelirrojos. En Montana, en 1903, el profesor S. Farr
desenterró un esqueleto humano de 2,75 metros de altura.
En 1911 unos buscadores de guano encontraron en una caverna
de Lovelock (Nevada) un grupo de gigantes pelirrojos momificados. Los indios
paiute hablaban de una antigua raza de gigantes caníbales que llamaban
Si-Te-Cah,a los cuales habían combatido y expulsado al monte Shasta, cerca del
cual se encuentra dicha caverna. Restos similares se hallaron en el lago
Humboldt. En 1923 se desenterraron en el Gran Cañón (Arizona) los restos
petrificados de dos gigantes de 4,5 y 5,5 metros de altura.
El zoólogo Ivan T. Sanderson contaba que un ingeniero le
había enviado una carta relatándole que durante la II Guerra Mundial, mientras
su compañía levantaba el terreno para construir un aeropuerto en la isla de
Shemya (Alaska), había encontrado un enorme cráneo de 60 centímetros desde la
base al vértex, lo que correspondería a una talla de 3,6 metros. Los hallazgos
son innumerables...
EN
MESOAMÉRICA Y SUDAMERICA…
También hay huellas de estos gigantes en Centroamérica y
Sudamérica. Una antigua memoria de Bernal Díaz del Castillo cuenta que durante
la conquista de México Hernán Cortés envió al rey de España un fémur del tamaño
de un hombre. Los aztecas explicaron a los conquistadores que en tiempos
remotos había vivido allí una raza de gigantes malvados, que habían combatido y
exterminado.
En Ecuador los españoles también oyeron historias acerca de
otra raza de colosos que en tiempos remotos había aterrorizado a los habitantes
de Guayaquil. En 1543, Juan de Olmos, el gobernador de Puerto Viejo, ordenó
excavar en la zona y se encontraron "unos huesos tan grandes que, si no
hubieran aparecido también los cráneos, resultaría imposible creer que pertenecieran
a seres humanos".
En el Museo del Oro de Lima (Perú) se conserva un gigantesco
cráneo deformado y Glenn Kimball cuenta que en un museo privado pudo ver momias
de hasta 3 metros de altura, algunas de ellas pelirrojas.
Tal vez Magallanes tropezó con los últimos individuos de esta
raza. En junio de 1520, cuando su flota ancló en Puerto San Julián, en Argentina,
el explorador se topó con unos gigantes de 2,3 metros que llamó patagonios
porque llevaban mocasines de cuero, con los que sus pies parecían
"patas". En 1962, cerca de Punta Arenas (Patagonia chilena)
Hueichatureo Chicuy halló al excavar un montículo una enorme tibia humana. Su
propietario debió de tener una estatura aproximada de 3 metros.
NOTICIAS DE
GIGANTES EN EL MUNDO…
Si en el trasfondo de toda leyenda subyace siempre un hecho
real, los defensores de la existencia de esta gigantesca raza la consideran
avalada por el hallazgo de numerosos restos humanos de un tamaño descomunal en
todos los rincones del planeta.
En Cumberland (Reino Unido), en algún momento de la Edad
Media se descubrieron los restos de un gigante de 4,5 metros, cubierto por una
armadura. En 1895, durante unas excavaciones realizadas en el condado de Antrim
(Irlanda), un tal Dyer halló un gigante fosilizado de 3,70 metros de altura. Se
exhibió en Dublín y más tarde en Liverpool y Manchester. Después de una disputa
legal entre Dyer y su socio, un hombre llamado Kershaw, nada más se supo del
coloso pétreo. Asimismo, en una gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (en la
antigua Unión Soviética) se encontraron esqueletos humanos de entre 2,80 y 3
metros.
Este tipo de hallazgos son particularmente numerosos en el
valle del río Ohio (EE.UU.). Cuando a mediados del siglo XVIII los primeros
colonos blancos se adentraron más allá de los montes Apalaches encontraron en
la zona cientos de montículos artificiales, algunos de un tamaño descomunal.
Los primitivos habitantes de la zona, los indios delaware, decían que eran
anteriores a la llegada del piel roja. Cuando se excavaron estos montículos
salieron a la luz unos asombrosos restos humanos.
En 1829, cerca de Chesterville (Canadá) se halló el esqueleto
de un gigante tan grande que un hombre podía introducir su cabeza dentro del
cráneo con facilidad. En diciembre de 1870, bajo un enorme montículo de Brush
Creek (Georgia) se descubrieron huesos de hombres y mujeres de hasta 2,75
metros de altura, junto con una gran piedra grabada con extraños caracteres. En
1872, en Séneca (Carolina), se encontraron tres esqueletos de 2,5 metros de
altura. En 1883, cerca de Mandan (Dakota del Norte), se descubrió un enorme
cementerio que contenía los restos de numerosos gigantes. En 1888, en Toledo
(Ohio), se desenterraron los restos de otros 20 gigantes.
Curiosamente, los indios delaware contaban que, al emigrar
desde el Oeste en el año 1000 a.C., sus antepasados, los lenapees, se habían
encontrado en la orilla este del Mississippi con una raza de gigantes que
vivían en grandes ciudades fortificadas. Los llamaron allegahenys (de donde,
tal vez, los montes tomaron su nombre). Los lenapees los combatieron y, al ser
más numerosos, consiguieron expulsarlos. Los supervivientes huyeron hacia
Minnesota. Los indios sioux también cuentan que cuando vivían en este estado
apareció una raza de gigantes que consiguieron exterminar.
En Chenini (Túnez) se descubrió un cementerio de gigantes de
3 metros. Enormes picos con un peso aproximado de 4 kilos han sido
desenterrados en Safita (Siria), así como en Aint Fritisa (Marruecos). En
Gargayán (Filipinas) salieron a la luz en 1956 huesos correspondientes a un
hombre de 3,5 metros.
Durante la construcción de una carretera en Homs (Turquía), a
finales de los años 50, se encontraron fémures pertenecientes a gigantes de
hasta 4,8 metros de altura.
Muchos de estos restos fueron enviados a museos (incluido el
prestigioso Smithsonian), pero no se ha mostrado mucho interés en su estudio,
ya que plantean demasiados interrogantes. Buscar una ubicación en el tiempo y
una explicación satisfactoria a la presencia de estos colosos es una tarea
compleja.
Según algunas hipótesis, corresponden a los kurgan (los
primitivos arios), una raza de gigantes que vivió en las estepas rusas entre
los años 5000 y 2000 a.C. y cuyo carácter belicoso les llevó a extenderse por
todo el planeta: hasta el sur de Canaán e incluso hasta remotas regiones, como
América y Australia.
De ser cierta esta teoría, implicaría reescribir toda la
historia de la humanidad, particularmente la de América, ya que los españoles
no habrían sido los primeros europeos en poner pie en sus costas. Pero los
únicos restos aceptados como verdaderos por la comunidad científica
"oficial" parecen ser los de China, Java y Australia.
En la década de 1930 el paleontólogo Ralph von Koenigswald
descubrió tres enormes muelas humanas en China. Estimó que sus propietarios
(que vivieron medio millón de años atrás, según sus cálculos) habían medido al
menos 4 metros. Les llamó Gigantopithecus (Gran Mono). En 1941 desenterró en
Java el fragmento de una mandíbula que conservaba tres dientes, un poco más
pequeños, pero aun así enormes. Llamó a su hallazgo Meganthropus u Hombre
Gigante de Java. Para sorpresa de todos, junto a los restos aparecieron
herramientas como hachas, cachiporras, azadas y cuchillos (algunas pesaban
hasta 18 kilos), lo que descartaba que se tratara de los restos de un gran
mono. En Bathurst (Australia) se halló, también junto a unas herramientas, un
gigantesco molar que, según los expertos, podría haber correspondido a un ser
humano de 7,5 metros de altura y 500 kilos de peso.
Tal vez en tiempos remotos existió realmente una raza de
belicosos gigantes que acabaron extinguiéndose en innumerables guerras y cuyo
recuerdo ha pervivido en forma de leyendas.
Algunos creen que los últimos de esta raza, expulsados a
regiones remotas por hombres más pequeños pero más numerosos, involucionaron
hacia un estado animal.
Los aborígenes australianos habitantes de la zona donde se
descubrieron restos del Meganthropus cuentan que, en tiempos remotos, un
hombre-bestia de tres metros de altura y totalmente cubierto de pelo, armado
con un hacha de piedra, mataba y devoraba a cuantos se cruzaban en su camino.
Estos seres reciben el nombre de almasty en Rusia, dzönglai edmai en India,
metoh-kangmi y yeti en el Himalaya, bigfoot en Estados Unidos y sasquatch en
Canadá. Quizá son los últimos descendientes de una raza de gigantes que una vez
dominó el mundo...
UNA
EXPLICACIÓN MÉDICA: LA ACROMEGALIA Y EL GIGANTISMO PROPIAMENTE DICHO.
La acromegalia y el gigantismo son el conjunto de
alteraciones que aparecen como consecuencia de un exceso en la acción de la
hormona del crecimiento, ya sea en la etapa adulta (cuando ya ha cesado el
crecimiento óseo) o en la etapa infantil (cuando todavía se está en fase de
crecimiento), respectivamente.
Aunque no existe un límite claro entre una persona normal de
talla elevada y un gigante, una altura que supere los 2,25 metros se considera
gigantismo.
¿Cómo se produce?
La hormona del crecimiento (GH) es sintetizada en la glándula
hipófisis. Esta hormona actúa como estimulador del crecimiento mediante la
estimulación de otras sustancias (como las somatomedinas o IGF-I) que actúan en
los múltiples fenómenos involucrados en el crecimiento de todos los órganos y
tejidos.
Así el exceso de GH va a producir una enfermedad crónica
debilitante asociada a un crecimiento exagerado de los huesos y partes blandas,
denominado como acromegalia cuando el individuo ya ha dejado de crecer. Y
gigantismo cuando el exceso de función de la GH ocurre antes de que finalice el
crecimiento de óseo.
La hormona GH está regulada (estimulada) por una hormona que
fabrica el hipotálamo, la GHRH.
Las causas que pueden originar un aumento en la función de la
hormona de crecimiento pueden surgir de un aumento de la secreción de la GH o
bien de su hormona estimuladora, la GHRH.
En cuanto a las causas de exceso de secreción de GH, la
alteración puede provenir de una afectación propia de la hipófisis o bien de
otras células de otros lugares del organismo fuera de la hipófisis. Estas
células adquieren capacidad de secretar la hormona de crecimiento (por ejemplo
los tumores de células de los islotes pancreáticos). Si bien, la causa más frecuente
de acromegalia y gigantismo supone la presencia de un exceso de GH producido
por un tipo de tumor hipofisario denominado como adenoma hipofisario.
Síntomas
En los niños, cuando el exceso de función de la GH ocurre
antes de que el crecimiento lineal de los huesos se haya consolidado, se
produce gigantismo. Y en el adulto, dado que el hueso no puede crecer en
longitud, se observa un crecimiento exagerado de manos y pies, así como del
perímetro de la cabeza con mandíbulas prominentes, desarrollo exagerado de la
lengua y rasgos faciales toscos. Además la laringe se hipertrofia y aparece una
voz cavernosa.
Diagnóstico
Cuando las características clínicas hacen sospechar
acromegalia o gigantismo, la determinación de IGF-I es un examen útil. No se
determina la GH en sangre puesto que una sola medida aleatoria no permite
diagnosticar ni excluir la enfermedad, ni es directamente proporcional a la
gravedad de la misma. Para el diagnóstico debemos pedir la concentración en
sangre de IGF-I, que estará siempre por encima de los valores de los controles
de la misma edad y sexo. El diagnóstico de acromegalia se confirma demostrando
la falta de fabricación de GH al cabo de 1 a 2 horas después de dar una
sobrecarga oral de azúcar (75 g). Es necesario medir la prolactina, ya que se
encuentra elevada en cerca de 25% de los pacientes con acromegalia.
Una vez realizado el diagnóstico analítico conviene realizar
pruebas de imagen craneales, ya que las causas más frecuentes pasan por la
presencia de tumores a nivel hipofisario. Para ello utilizamos preferentemente
la resonancia magnética.
Tratamiento
En la mayoría de los pacientes el tratamiento definitivo
suele ser la cirugía y extirpación del adenoma hipofisario. Suele ser realizado
a través de la nariz (transesfenoidal). En la mayoría de los casos esto es
suficiente para curar la enfermedad; sólo un 10% pueden recidivar en los años
subsiguientes. La principal desventaja es que al extirpar parte de la
hipófisis, hasta en un 15% de los casos pueden presentar posteriormente un déficit
de una o varias hormonas hipofisarias desarrollando un hipopituitarismo.
Otro tipo de tratamiento puede ser la radioterapia,
especialmente cuando la cirugía está contraindicada o el paciente no quiere
someterse a ella o si el tumor recidiva tras al cirugía. Este método consigue
reducir la masa tumoral y los niveles de GH, sin embargo su efecto no es
inmediato.
El tratamiento médico de la acromegalia se realiza mediante
el uso de sustancias que consiguen una disminución de los niveles de GH. Para
ello existen diferentes familias de fármacos. El más usado y más efectivo es el
de los análogos de la somatostatina como el octreótido y el lanreótido.
Consiguen una normalización de los niveles de GH e IGF-I en un 50% de los casos
e incluso pueden producir la regresión del tumor. Otra familia de fármacos
usados son los agonistas dopaminérgicos como la bromocriptina y la cabergolina,
especialmente útil si existe asociado un aumento de la prolactina.
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