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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Afrodita

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Afrodita En la mitología griega, es la diosa del amor y la belleza, equivalente a la Venus de la cultura romana. En la “Ilíada” de Homero aparece como la hija de Zeus y Dione, una de sus consortes, pero en leyendas posteriores, se la describe brotando de la espuma del mar y su nombre puede traducirse como 'nacida de la espuma'. En la leyenda homérica, Afrodita es la mujer de Hefestos, el feo y cojo dios del fuego. Entre sus amantes figura Ares, dios de la guerra, que en la mitología posterior aparece como su marido. Ella era la rival de Perséfone, reina del mundo subterráneo, por el amor del hermoso joven griego Adonis. Tal vez la leyenda más famosa sobre Afrodita está relacionada con la guerra de Troya. Eris, la diosa de la discordia, la única diosa no invitada a la boda del rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana de oro destinada 'a la más hermosa de las diosas'. Cuando Zeus se negó a elegir entre las diosas

Aquelarre

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Aquelarre Aquelarre (del vasco akelarre, que significa el ‘prado del cabrón’: aker, ‘cabrón’ y larre, ‘prado’), es la reunión nocturna de brujos y brujas con la supuesta presencia del diablo bajo la figura de macho cabrío. Al parecer, la primera vez que se hizo mención de un aquelarre fue en torno al año 1330, fecha en que la Inquisición de la localidad francesa de Carcasona condenó a una mujer por brujería. Para la celebración del aquelarre, los brujos elegían los lugares sagrados según sus creencias, lugares que el diablo conocía y las gentes, en cambio, temían. Solían ser espacios retirados, a veces tétricos, como cuevas, corrales, ermitas, mojones o cruces de caminos; en ocasiones, la vivienda de un miembro destacado del grupo. Acudían a una presunta convocatoria del demonio para adorarlo a través de uno de sus vicarios que, por lo general, aparecía vestido de negro o disfrazado de buco (macho de la cabra). La ceremonia consistía en un gran banquete en el que solían

Prometeo

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Prometeo En la mitología griega, era uno de los titanes, conocido como amigo y benefactor de la humanidad, hijo del titán Jápeto y la ninfa del mar Críenme o la titánide Temis. Prometeo y su hermano Exímete recibieron el encargo de crear la humanidad y de proveer a los seres humanos y a todos los animales de la tierra de los recursos necesarios para sobrevivir. Epimeteo (cuyo nombre significa ‘ocurrencia tardía’), procedió en consecuencia a conceder a los diferentes animales atributos como el valor, la fuerza, la rapidez, además de plumas, piel y otros elementos protectores. Cuando llegó el momento de crear un ser que fuera superior a todas las demás criaturas vivas, Epimeteo se dio cuenta de que había sido tan imprudente al distribuir los recursos que no le quedaba nada que conceder. Se vio forzado a pedir ayuda a su hermano, y Prometeo (cuyo nombre significa ‘prudencia’) se hizo cargo de la tarea de la creación. Para hacer a los seres humanos superiores a los animales, les

La Esfinge

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La Esfinge En la mitología griega, es un monstruo con cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león y alas de ave. Acuclillada en una roca, abordaba a todos los viajeros que iban a entrar a la ciudad de Tebas planteándoles el siguiente enigma: “¿Qué es lo que tiene cuatro pies por la mañana, dos a mediodía y tres por la noche?”. Si los interpelados no resolvían el enigma, ella los mataba. Cuando el héroe Edipo lo resolvió respondiendo: “Es el hombre, que gatea al poco de nacer, camina sobre dos piernas cuando es adulto y anda con la ayuda de un bastón cuando llega a la vejez”, La Esfinge se suicidó al no soportar que alguien haya resuelto su acertijo. Por haberlos librado de este monstruo terrible, los tebanos convirtieron a Edipo en su rey. En el antiguo Egipto, las esfinges eran estatuas que representaban a divinidades, con el cuerpo de león y la cabeza de algún otro animal o humana, frecuentemente una réplica del rey. La más famosa de las esfinges egipcias es l

LA LEYENDA DEL MUKI

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LA LEYENDA DEL MUKI Hasta hace tres décadas atrás, en los asientos mineros de la sierra central del Perú, se relataba la leyenda del Muki, narración era contada por el más viejo de entre los mineros y era escuchada atentamente por los más jóvenes del grupo, y a pesar de tratarse de hombres rudos forjados desde su niñez en los profundos y oscuros socavones andinos, no pocos se estremecían e invocaban a Dios que les protegiera de las influencias del mencionado ser fantástico. En todos los relatos, el Muki invariablemente es descrito como un pequeño hombrecito, tan pequeño que a lo mucho llegaba a nivel de las rodillas de los mineros, estaba vestido con un burdo, sucio y grueso poncho que le cubría la mayor parte del cuerpo, revestía su cabeza con un deshilachado gorro de lana, el cual no podía disimular las dos pequeñas prominencias que le emergían de su frente a manera de cuernos de carnero joven; en una de sus manos llevaba una linterna de hojalata, oxidada y desvencijada p