EL ABORTO Argumentos a favor y en contra de él. PERCY ZAPATA MENDO.
EL
ABORTO
Argumentos
a favor y en contra de él.
La medicina entiende por aborto –del latín abortus aboriri,
“separar de su origen”- a toda expulsión del feto, natural o provocada, en el
período no viable de su vida intrauterina, es decir, cuando no tiene ninguna
posibilidad de sobrevivir. Si esa expulsión del feto se realiza en período
viable pero antes del término del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto
si el feto sobrevive como si muere. Desde el punto de vista jurídico, se
considera aborto la muerte del feto mediante su destrucción mientras depende
del claustro materno o por su expulsión prematuramente provocada para que se muera,
tanto si es viable como si no lo es. Por “no viable” se entiende al feto que
depende, para seguir vivo, de su permanencia en el seno materno, ya que en
cuanto saliera de él, moriría. Si fuera viable, su extracción ya no sería
considerada aborto, sino “anticipación del parto” - con los avances técnicos
actuales, la mayor parte de los fetos son viables, con incubadora, desde los 5
ó 6 meses de embarazo en adelante - . En lenguaje corriente, aborto es la
muerte del feto por su expulsión, natural o provocada, en cualquier momento de
su vida intrauterina.
Hechas estas precisiones terminológicas, podemos distinguir
varios tipos de aborto: El aborto puede ser espontáneo o provocado.
El espontáneo se produce porque surge la muerte intrauterinamente o bien porque
causas diversas motivan la expulsión del nuevo ser al exterior, donde fallece
dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre de su madre. Si el
aborto es provocado, se realiza eliminando al feto en el seno materno o bien
forzando artificialmente su expulsión para que muera en el exterior. Éste, a su
vez, puede ser: 1.
Directo: es el que
busca la muerte del feto como fin en sí misma - para deshacerse de él por el
motivo que sea - , o como medio para conseguir otra cosa - evitar riesgos a la
madre, no perder un empleo, o la buena fama, etc. - . 2.
Indirecto: es el que se
causa inevitablemente, sin quererlo, como efecto secundario de una finalidad
buena. La diferencia entre el aborto directo como medio y el indirecto está en
que en el primero sí se quiere la muerte del feto - aunque sea para conseguir
otra finalidad -, mientras que en el indirecto, en ningún momento se quiere
abortar, sino que ello deriva de otro acto sí querido.
a) Argumentos
a favor del Aborto.
Las razones que se dan para considerar el aborto como un
derecho humano son:
1. Un feto no es un ser humano,
mientras que la mujer embarazada sí lo es; por lo tanto, el feto no tiene
ningún derecho y la embarazada sí los tiene.
2. El feto no es más que una parte del
cuerpo de la madre, y toda persona puede hacer lo que quiera con su cuerpo; por
lo tanto, abortar o no, es una decisión que ha de tomar exclusivamente la mujer
embarazada, como operarse de apendicitis; o no hacerlo, es una cuestión a
decidir por el enfermo y por nadie más.
3. El feto no es un ser humano hasta
que sea viable, es decir, hasta que sea capaz de subsistir fuera del vientre
materno, puesto que depende de su madre para existir.
4. Como hasta el decimocuarto día
posterior a la fecundación existe la posibilidad de que de un óvulo fecundado
salgan no uno, sino dos seres humanos (gemelos monocigóticos), mientras sea
posible tal división, no existe un ser humano individualizado.
5. Aunque el fruto de la fecundación
sea una vida humana, ésta no llega a constituir un ser humano individual hasta
un momento posterior.
6. También se aduce, desde el punto de
vista de la Filosofía, que un hombre es un animal racional y libre, y quien no
tenga estas características no es un hombre. Por lo tanto, un feto no es un
hombre hecho y derecho, ya que ni es aún racional, ni es libre en sus
decisiones.
7. Como existen dudas sobre el comienzo
de la vida del ser humano, éstas podrían justificar su supresión.
8. En el caso de que el embarazo pueda
dañar la salud física, psíquica o moral de la embarazada, el feto es un
agresor; luego abortar no es sino un “homicidio en defensa propia”. Por lo
tanto, el llamado “aborto terapéutico” y el “aborto ético” (por violación) son
la solución más honesta.
9. Si el feto tiene graves
malformaciones, su vida será desgraciada e infeliz, luego más vale que no
nazca, a que toda su existencia esté marcada por el sufrimiento. El “aborto
eugenésico” es un bien para el feto, pues le evita la desdicha.
10. Del mismo modo, si sus padres no lo
desean - aunque sea un niño normal- será un infeliz toda su vida, pues el
sentirse querido es fundamental en el desarrollo afectivo de todo ser humano,
por lo que más vale no nacer que ser un hijo no deseado.
b) Argumentos
en contra del Aborto.
1. ¿Un feto no es un ser humano? En el
fondo del tema, ésta es la cuestión más importante para considerar al aborto
como un derecho o como un crimen. Si el feto es un ser humano, será sujeto de
derechos y, por lo tanto, matarle - o “interrumpir el embarazo” que es lo mismo
- es un homicidio inmoral, tanto si es directo como si es indirecto; en tanto
que si no puede considerarse como un ser humano, entonces no tiene “Derechos
Humanos” y abortar no es asesinar a nadie, sino simplemente extirparse un
miembro.
La vida del nuevo ser humano comienza con la fusión de los pronúcleos masculino y
femenino, es decir, con la fecundación del óvulo. El óvulo fecundado tiene ya
toda la dotación cromosómica necesaria, es decir, total capacidad para alcanzar
su pleno desarrollo. Se puede decir que en ese momento el óvulo fecundado no es
una posibilidad de vida humana, sino una vida humana llena de posibilidades. Él
mismo dirige su propio desarrollo. Es un ser independiente y autónomo, que
únicamente necesita ser alimentado y el ambiente adecuado que la madre le
presta.
El zigoto (óvulo fecundado o huevo) se considera el primer
eslabón de la cadena biológica en cualquier individuo humano, porque antes de
él, un óvulo o un espermatozoide por separado no tienen sino la mitad del
código genético que ha de tener en sus células cualquier individuo para
constituirse como un ser vivo; y aunque ambos “gametos” están vivos, no son
seres vivos, sino tan sólo partes de un ser vivo (la mujer o el hombre del que
proceden). Sin embargo, un zigoto ya no tiene la mitad del código genético,
sino que lo tiene completo y, además, distinto al de sus progenitores. Ese
zigoto que se forma en cuanto se unen un gameto masculino con uno femenino, ya
es un individuo con vida propia, pues en su código genético están todas las
instrucciones necesarias para que crezcan, se formen y perfeccionen sus órganos
con suma precisión en un proceso que durará más de veinte años, siendo su
nacimiento tan sólo una de sus etapas. El zigoto comienza a funcionar por sí
mismo - aunque dentro de un medio que le sirve de protección y nutrición que es
el vientre de su madre, y luego será el aire, el agua, etc.- y a los pocos días
se habrá implantado en el útero materno produciendo él mismo una hormona para
evitar el rechazo por parte de la madre.
Aunque no lo veamos a simple vista en sus primeros estadios,
el feto no es un órgano de la madre, sino un individuo vivo, lleno de tal
vitalidad que de un día a otro, miles de sus células nacen, se especializan y
hacen posible la etapa siguiente... Por eso, desde el punto de vista biológico,
un niño ya nacido no se diferencia en nada esencial de un feto, ya que ambos
son seres humanos en una concreta fase de su desarrollo.
2. Aunque el feto dependa de su madre
para vivir y desarrollarse, no es un miembro de ella, sino que todas y cada una
de sus células llevan un código genético propio que no es ni el del su madre ni
el de su padre.
Tiene huellas dactilares, su propio tipo de sangre, su sexo,
etc., por lo que el feto es un ser humano distinto de su madre, y abortar no
equivale a operarse del apéndice (que sí es tan sólo una parte de la madre),
sino que es matar a un ser que ya tiene vida propia aunque aún no haya nacido.
Pues “nacer” no significa empezar a vivir, sino seguir viviendo de otra manera.
El hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo
necesite el ambiente del vientre materno para subsistir, no implica que sea una
parte de la madre. Desde la fecundación tiene ya su propio patrimonio genético
distinto del de la madre y su propio sistema inmunológico diferente también del
de la madre, con quien mantiene una relación similar a la del astronauta con su
nave: si saliese de ella moriría, pero no por estar dentro forma parte de la
nave. Por otra parte, lo que se llama viabilidad (es decir, la probabilidad de
que el hijo siga viviendo en el exterior tras un embarazo cesado
prematuramente) es mayor a medida que la gravidez está más avanzada, pero es
muy difícil determinarla en el tiempo, pues el que el hijo pueda seguir
viviendo depende en gran parte de factores externos: tipo de parto, atenciones
médicas que reciba el niño, abundancia o escasez de medios y estado de la
técnica en el lugar en que ocurre el nacimiento, etc. Además, a medida que
avanzan los conocimientos de la ciencia va disminuyendo la edad del embarazo en
que se puede considerar viable un feto. Por eso la adquisición de la
viabilidad, como el aprender a andar o a hablar, o el llegar al uso de la razón,
son cosas que le pasan a un ser humano, pero en modo alguno momentos en que
éste se convierte en humano. No tiene sentido hacer depender la condición
humana del desarrollo tecnológico.
3. La capacidad de subsistir fuera del
seno materno ha de ser forzosamente ajena a la determinación del inicio de la
vida humana, porque un recién nacido es también absolutamente incapaz de
subsistir por sí mismo sin recibir los oportunos cuidados. El nacimiento
determina un cambio en el modo de recibir el oxígeno y un cambio en el modo de
alimentarse, pero el resto del desarrollo continúa el curso que ya se inició en
el comienzo de la vida intrauterina. En otras palabras, si un feto no es aún un
ser humano, un niño recién nacido tampoco lo es, pues ambos dependen directamente
de su madre y no se distinguen en nada esencial, pues un feto de un día antes
de nacer y un niño recién nacido son prácticamente idénticos. Si el feto no
tiene derechos, el niño tampoco, luego si el aborto es un derecho, el
infanticidio también debería serlo.
4. El que puedan llegar a existir dos
seres humanos a partir de un mismo óvulo fecundado no significa que antes de la
división no haya ninguno, sino más bien que donde había uno por un proceso
todavía no bien conocido llega a haber más de uno. Hay que tener en cuenta que
no es lo mismo individualidad que indivisibilidad. El que en una determinada
época de su evolución biológica un ser vivo pueda ser divisible no invalida su
carácter de individuo único en los momentos anteriores. El ser humano, hasta aproximadamente
el día 12-14 de su evolución es individual, pero divisible, y a partir de la
nidación es ya único e indivisible.
5. Sobre este argumento hay que
subrayar que en la realidad no existen más que seres humanos individuales. El
concepto de vida humana es una abstracción que no existe más que encarnada en
seres individuales de la especie humana. La vida humana, en general, es una
idea abstracta; una vida humana concreta no es, no puede ser en realidad otra
cosa que un ser humano.
6. Pero, en ese caso, tampoco sería
humano un niño, ni un subnormal, ni un esclavo, ni un preso, ni un
drogadicto... todos estos ejemplos son casos de “hombres” que no se comportan
como tales porque existe alguna causa externa a su propia naturaleza que se lo
impide (como la reja o los grilletes en el caso del preso, una malformación
genética en el caso del subnormal, una sustancia química en el del drogadicto,
o una insuficiente madurez en el del niño y el feto).
Pero así como una aceituna no es un olivo, y una roca tampoco
lo es; sin embargo, la aceituna puede llegar a serlo si no hay algo que se lo
impida (pues tiene la naturaleza del olivo) mientras que la piedra nunca podrá
serlo. Por eso, Aristóteles introdujo los conceptos de “ser en acto” y “ser en
potencia” (que es el ser que no es “en acto”, pero podrá serlo si no existe
algo que se lo impida). Siendo esto así, una aceituna no es un olivo “en acto”,
pero sí lo es “en potencia”, pues participa de la naturaleza del olvio,
mientras que una piedra no lo es ni en acto ni en potencia. Y del mismo modo,
un niño o un feto no son aún seres humanos en acto (porque aún no son
conscientes y libres) pero sí lo son en potencia, ya que participan plenamente
de la naturaleza humana.
Dicho esto, sólo caben dos posturas coherentes: La primera
afirma que únicamente tienen derechos los seres que son lo que son en acto; por
lo tanto, sólo tienen derechos humanos los que son humanos en acto, con lo que
ni los niños, ni los subnormales, ni los drogadictos, ni los presos, etc.,
tienen propiamente derechos humanos (Esta postura se puso en práctica en
Esparta, en la Antigua Roma, en la Alemania de los nazis, etc., con toda su
radicalidad). En la actualidad, algunos pensadores como Peter Singer (Ética
práctica, 1979) llegan a afirmar que el aborto no es inmoral y, por tanto, el
infanticidio tampoco lo es, puesto que entre un feto y un niño no hay ninguna
diferencia esencial. Mientras que la otra postura es la que afirma que también
los seres humanos en potencia tienen derechos humanos, comenzando por el de la
vida, por lo que es injusto e inmoral quitársela a cualquiera de los
anteriormente dichos. Lo incoherente es afirmar que un subnormal, un niño, o un
anciano agonizante tienen derechos humanos, mientras que un feto (por el único
motivo de no haber salido aún del útero materno) no tiene ninguno.
El problema que tienen los defensores de la primera postura
estriba en establecer una barrera concreta y precisa que separe sin dejar lugar
a dudas a los seres humanos en acto. Es decir, ¿a qué edad exacta un niño -
hombre en potencia - pasa a ser hombre en acto y, por tanto, sujeto de derechos?,
y ¿a qué edad un anciano - humano en acto - pierde su condición de tal y por
tanto sus derechos por dejar de ser consciente y libre? La cuestión en el plano
moral es de enorme importancia, pues poner la barrera separadora en uno u otro
momento por pura arbitrariedad o por motivos económicos o políticos es
simplemente inmoral e injusto.
7. En el supuesto de que alguien tenga
dudas acerca de si en un instante concreto ya comienza a existir un nuevo ser
humano o todavía no existe, debe abstenerse de interrumpir su normal desarrollo
o de darle tratos indignos del hombre, pues ante esta duda debe prevalecer la
posibilidad de que sí estamos ante un ser humano; al igual que, en caso de duda
sobre si un hombre está ya muerto o todavía no, se exige que se le respete como
ser humano vivo hasta que haya certeza de su muerte.
Hasta tal punto la sociedad valora la protección de la vida
humana, que para extirpar un órgano con destino a un trasplante no basta con la
probabilidad de que el donante haya fallecido, sino que se exigen rigurosos
criterios científicos para diagnosticar su muerte. Que esto es así se puede
apreciar muy vivamente en los casos dramáticos como el de las caídas de las
Torres Gemelas o de mineros aplastados en un derrumbamiento: los trabajos de
desescombro y de rescate prosiguen mientras no haya completa certeza de que no
queda nadie vivo, y jamás se suspenden sólo porque se suponga meramente probable
que hayan muerto todos.
8. Sin embargo, no parece que pueda
considerarse el feto como un agresor de la vida de su madre, pues, al ser
llamado a la vida sin permiso, es un ser humano totalmente inocente: por lo
tanto, en caso de violación, habrá que castigar al culpable (el violador, la
sociedad, etc.) pero nunca al feto, que es inocente. Y en caso de peligro para
la vida de la madre, siempre cabe la posibilidad de anticipar el parto e
intentar salvarle la vida a ambos, madre e hijo.
9. Si matando a un feto que va a ser
subnormal o con alguna malformación se le hace un beneficio, ¿por qué no
comenzamos matando a todos los deficientes y personas con taras físicas o
mentales?, ¿no es más seguro dejarle nacer de modo natural y después, cuando no
haya ninguna duda de su deficiencia, quitarle la vida de un modo más dulce que
mediante la carnicería del aborto, evitando riesgos también para la embarazada?
10. Igualmente, si vamos a matar a un
inocente porque sus padres (que lo han traído a este mundo) no lo desean, para
evitar que sea infeliz, ¿no deberíamos comenzar primero matando a todos los hombres
que de hecho no son felices (alcohólicos, drogadictos, presos, marginados,
etc.) y sólo después a los que “sospechamos” que no van a serlo? Además, ¿quién
es el culpable de ser un hijo no deseado, el feto o sus progenitores? ¿Y es
justo asesinar a alguien porque no deseamos que viva? ¿Quién puede asegurar que
a partir de los 20 años, no va a merecerle la pena vivir los 40 ó 60 que aún le
quedan de vida, aunque su infancia haya sido desgraciada? ¿No es más justo
dejarle nacer y que se suicide él si lo cree conveniente? Como la cantidad de
factores, motivos, medios, circunstancias, etc., que intervienen en el aborto
provocado es tan compleja, la mejor manera de aclarar su moralidad es
analizando por separado cada factor para evitar el confusionismo (a veces
buscando para no ver lo que sospechamos que no nos va a gustar...)
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