ATAHUALPA, EL INCA AJEDRECISTA
ATAHUALPA,
EL INCA AJEDRECISTA
Los
conquistadores Hernando de Soto, Juan de Rada, Francisco de Chávez, Blas de
Atienza y el tesorero Alonso Riquelme se reunían por las tardes en la capturada
plaza de Cajamarca, donde estuvo cautivo Atahualpa desde el 15 de noviembre de
1532 hasta su muerte, acaecida el 29 de agosto de 1533. Jugaban ajedrez en dos
tableros, burdamente pintados, y las piezas estaban hechas del barro empleado
para la alfarería.
El
Intipchurin*, aunque permanecía sentado junto a su amigo y protector
Hernando de Soto, no daba signos de saber el juego, mas en una partida jugada entre
de Soto y Riquelme, ante la tentativa de Hernando por mover el caballo, el Inca
se acercó a él y tocándole el brazo, le susurró: “No capitán, no... ¡Mueva el
castillo!”.
De
Soto, después de meditar unos segundos, movió la torre y tras unos lances
posteriores, Riquelme sufría el inevitable mate. Desde entonces, Hernando
invitaba a Atahualpa a jugar, siendo éste digno discípulo del maestro español, jugándole
de igual a igual al poco tiempo; pero Riquelme jamás le perdonó al Inca su
intromisión en el juego donde perdió la partida, y se encargaría de hacerle
pagar con su vida: De los 24 jueces convocados por Pizarro, se le condenó por
13 votos contra 11. Riquelme firmó por su muerte.
Jugar al ajedrez le fue fatal a otro
Inca
En
1534, Pizarro viajó al Cuzco ciñéndole la insignia imperial a Inca Manco, hijo
de Huáscar; quien huyó, instalándose en los Andes. En la pelea de pizarristas y
almagristas, Manco ayudó a estos últimos. Muerto Almagro “El Mozo”, los
soldados de éste, Diego Méndez y Gómez Pérez, se refugiaron con el Inca de
Vilcapampa.
Allí
se entretenían jugando con el ajedrez. El Inca se hizo diestro en las partidas,
pero como a Atahualpa, practicarlo le sería fatal. Una tarde jugaba con Gómez
Pérez. Manco se lanzó con un enroque indebido, a lo que el español le espetó:
-
¡Es tarde para eso, señor tramposo!
El
Inca insistió, Gómez se volvió hacia Méndez y le dijo:
-
¡Mire, capitán, con la que me sale este indio pu...!
El
Inca, que entendió el insulto, le dio un bofetón. Gómez cogió su cuchillo y le
asestó dos puñaladas, matándole en el acto. La guardia imperial del Inca se arremolinó
ante los españoles y despedazaron a Gómez, Méndez y a otros españoles que se
encontraban en dicho lugar. Todo por un desacuerdo en el ajedrez.
Fuente:
Ricardo
Palma, “Tradiciones Peruanas”.
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