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Un evento inesperado

Un evento inesperado Era aproximadamente las 7:30 de la noche, había quedado en encontrarme con una vieja amistad en la amplia Plazoleta que sirve como puerta de entrada a la urbanización Miguel Grau, y por costumbre, estuve allí diez minutos antes de la hora fijada, cerca de uno de sus ángulos de la triangular explanada, mirando hacia la calle Tren por donde supuse vendría mi conocido. Pasados ya 12 minutos de la hora pactada y con el disgusto crispando mis nervios – pues soy muy intolerante con la tardanza -, recibo la llamada de mi amigo diciéndome que aparecería por una de los pasajes que existe en mi urbanización, por lo que tuve que girar 180 grados para verle venir. Paseé mi mirada por ambas manzanas frente mío y me detuve en el pequeño bosquecillo poblado de altos Eucaliptos, ubicado el final de una las cuadras y a unos 80 metros de donde yo estaba. Sin querer y espontáneamente, mi vista quedó fija en la arboleda por un hecho que les narraré: Un enorme objeto oscu

Origen y expansión incaica

Origen y expansión incaica Los Inkas formaban una etnia separada del resto de sus gobernados. Eran descendientes directos de los Tiawanacos, específicamente de la tribu de los Taypikala, y tenían su propia lengua, el Pukina. Ellos emigraron porque fueron desplazados por las tribus guerreras provenientes del Collao, Bolivia, que asolaron a la región tiawanaqueña. En Qosco encontraron un valle fértil, un clima al cual estaban acostumbrados, y, sobre todo, a los Alcavicas, vecinos sumamente amables e indefensos que les acogieron con los brazos abiertos y que no se imaginaron que serían asesinados y sometidos al poco tiempo por los advenedizos, pasando a ser parte de la masa laboral y que surtía de vituallas y gente guerrera para las futuras expansiones. Sin embargo, los primeros Inkas no contaron con que el territorio que invadieron le rendía vasallaje a los señores Chancas, descendientes de los Wari, confederación militar sumamente poderosa que se encontraba en el ocaso de su s

Nombres quechuas reales y su acepción castellana cercana

Nombres quechuas reales y su acepción castellana cercana Tawantinsuyo: “tawa”: cuatro y “suyo”: nación; así, Tawantinsuyo es las “cuatro naciones”. Guayna-capac (conocido en los libros de historia como Huayna Capac): Guayna: joven, Capac: Rico; entonces el significado es de “Joven Rico”. Ti: “Sol”. An-Ti: “Sol Naciente”; In-Ti: “Sol Cenital o Sol del Medio Día”, Con-Ti: “Sol Poniente”. Ata-balipa: “Ave Majestuosa”; en los textos de historia se nos ha hecho conocerlo con el nombre de Ata-huallpa: “Ave de Tierra”. Huáscar: “Cadena”, por los eslabones de oro que existían en la plaza cuzqueña y donde fue reconocido oficialmente como hijo de Guaynacapac, pero su nombre real era Inti Cusi Huallpa, o “Ave del Sol de Medio Día Radiante” Panaca: Familia y descendientes de un monarca. Orejones: Apelativo con el que conocían a los cuzqueños, debido a la deformidad en los lóbulos de sus orejas por llevar aretes sumamente pesados.

Los noctámbulos

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Los noctámbulos Se menciona que las apariciones y fantasmas que antaño aterraron a las personas aún hasta los de la generación de los 70, han ido progresivamente desapareciendo del escenario ante el empuje avasallador de la tecnología, la multiplicación del alumbrado público y el espíritu de la razón; ¡finish!, ¡listo!, ¡se acabó!, los duendes, monstruos, demonios y brujas fueron disueltos de las conversaciones cotidianas como los superhéroes de Marvel ante el poder del guantelete de Thanos, dejándolos como meras anécdotas del recuerdo que son pocas y vagamente citadas. No obstante, permítanme contarle un suceso acaecido hace poco. Como insomne impenitente que soy, he adoptado la costumbre de salir a la calle a eso de las 3:15 de la madrugada y disfrutar de la soledad y vista del nuevo parque recreativo a esas horas, aunque valgan las verdades, no es un espectáculo acogedor que digamos, dado que buena parte de los visitantes, después de haber hecho uso de los juegos dur

Faón el barquero

Faón el barquero Faon era un barquero que ejercía su oficio en la antigua Grecia. Su vida era triste, melancólica, monótona, cruzando permanentemente el rio de una orilla a otra conduciendo pasajeros que apenas le miraban y si lo hacían, era con absoluto desprecio, porque Faon era viejo, feo, desagradable y pobre. Con todas estas características adversas, el pobre pasaba sus días suspirando mañana, tarde y noche. Y envidiaba a los bellos seres que ocupan su barca, o a los felices que se dirigían a algún acontecimiento festivo, o a los enamorados que ni siquiera le veían; para todos era una parte de la barca, no contestaban sus preguntas, no le confiaban sus penas ni alegrías…Faon era la personificación de lo que ahora conocemos como marginados, no participaba en nada, languidecía sobre su barca cruzando de una orilla a otra. Como no tenía juventud ni belleza ni tampoco dinero, las mujeres eran quienes más le ignoraban, y ello hacía sufrir a Faon, pues éste anhelaba sus cari

A la muerte del Sapa Inca

A la muerte del Sapa Inca Cuando el Sapa Inca (Supremo Señor) moría, al cuerpo yerto se le bañaba para purificarlo, luego se untaba el cuerpo con grasa animal y otros ingredientes. Acto seguido, se le vestía y se le colocaba en su banquito ceremonial, pues estaban convencidos que, tras exhalar el último suspiro, esa fuerza vital que animó a su ser, seguía aun presente, y creían igualmente que en el cadáver seguían latentes muchos atributos del ser vivo: sed, hambre, calor, frío, etc. De allí la importancia de la conservación del cadáver. Para que no padecieran de hambre ni sed colocaban adyacentes al muerto vasijas de alimentos y bebidas, cosas que se le continuaba llevando con regularidad durante el día como si estuvieran vivos. Tal hecho explica la necesidad de dejar hijos y descendientes para asegurar el abastecimiento permanente al fallecido y que sugieran manteniendo a sus palacios y a la servidumbre para su atención. La esposa (Coya) se convertía en la intermediaria de lo

Año 1470

Año 1470 Sabedores de la proximidad de los incas, los señores Chimú hicieron aprestos para batirse con ellos, y en un despliegue jamás imaginado en señoríos que antes se peleaban por cuestiones limítrofes, pudieron reunir y hermanar a 750 mil guerreros de élite, y pacientes esperaron por las fuerzas incaicas. Los chimúes estaban acostumbrados a las peleas ceremoniales, a combatir teniendo en frente al enemigo, y si fuera posible, capturarlo para después sacrificarlo a los dioses tutelares. Pero el esperado encuentro no se dio, más bien, vieron con horror que el aprovisionamiento de agua a las ciudades proveniente del rio Moche y otros menguó, y llegaron las noticias de los Caxamarcas, que las fuerzas del Inca les habían derrotado en las alturas y se habían posesionado de los ríos que surten al Moche y los demás que irrigan a las vertientes de la costa, y que se preparaban para cortar del todo el suministro y someter a los costeños por medio de la sed. Generales chimúes y