Año 1470
Año
1470
Sabedores de la proximidad de los incas, los señores Chimú hicieron
aprestos para batirse con ellos, y en un despliegue jamás imaginado en señoríos
que antes se peleaban por cuestiones limítrofes, pudieron reunir y hermanar a
750 mil guerreros de élite, y pacientes esperaron por las fuerzas incaicas.
Los chimúes estaban acostumbrados a las peleas ceremoniales, a combatir
teniendo en frente al enemigo, y si fuera posible, capturarlo para después
sacrificarlo a los dioses tutelares. Pero el esperado encuentro no se dio, más
bien, vieron con horror que el aprovisionamiento de agua a las ciudades proveniente
del rio Moche y otros menguó, y llegaron las noticias de los Caxamarcas, que
las fuerzas del Inca les habían derrotado en las alturas y se habían
posesionado de los ríos que surten al Moche y los demás que irrigan a las
vertientes de la costa, y que se preparaban para cortar del todo el suministro
y someter a los costeños por medio de la sed.
Generales chimúes y sus fuerzas corrieron presurosos a las alturas, a
más de 2000 metros sobre el nivel del mar, buscando destrabar y expulsar de los
nacientes de los ríos a las fuerzas enemigas, y en el transcurso, por falta de
táctica y preparación, miles fueron asesinados en emboscadas o muertos por el
clima y el territorio al que no estaban habituados. Cuando llegaron, estaban en
inferioridad numérica y fueron derrotados no sin dar fiera lucha, y tuvieron
que regresar casi a las volandas, a tratar de hacerse fuertes en las ciudadelas
y defender a sus familias. Y antes que se completara el cerco, enviaron
mensajes a los demás pueblos de Panamá, Costa Rica y Oaxaca, al sur de México,
con quienes mantenían intercambios comerciales, que se prepararan para el
avance del rodillo incaico, el pueblo que había sojuzgado a multitud de
naciones y usado a los hombres como carne de cañón para expandir sus ambiciones.
La ciudad de barro más grande del mundo estaba ya condenada.
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