RAYOS, TRUENOS Y RELÁMPAGOS EN EL VALLE CHICAMA.
RAYOS, TRUENOS Y RELÁMPAGOS EN EL VALLE CHICAMA
La
fascinación y temor por los fenómenos meteorológicos es un fenómeno que nos
acompaña desde la antigüedad. Los rayos son pavorosos. Los rayos son
espectaculares. Una descarga de luz y sonido aparece repentinamente en las
alturas, en un cielo amenazadoramente oscuro.
Decíamos
que desde el comienzo de la historia de la humanidad, las personas han
intentado explicar este frecuente y aterrador fenómeno conectándolo con una
mitología más amplia sobre cómo funciona el mundo. En los relatos de diversas civilizaciones
antiguas, seres míticos crean los rayos y los truenos por diferentes razones,
buenas y malas.
El
dios de las tormentas y el caos en el antiguo Egipto era Seth, dios tosco y espeluznante
que asesina a su hermano Osiris.
En
la mitología de la antigua Grecia, Zeus, soberano del cielo, que cuando se enfurece
arroja relámpagos desde el cielo. Pero también los utiliza diestramente como
armas para vencer a sus enemigos, los Titanes, y convertirse en el dios de
dioses. Un himno refiere a los relámpagos de Zeus en términos de miedo y
asombro: "imponentes, santos,
espléndidos, leves, aéreos, con sonidos espantosos, violentos, luz etérea (leve
o casi ausente), con voz enojada, rayos a través de nubes luminosas (limpias)
con sonido estruendoso".
Como
Zeus (y su equivalente romano, Júpiter), el dios hindú de las tormentas, Indra,
es además el rey de los dioses. Este dios de piel roja y dorada arroja sus
relámpagos para matar enemigos y para resucitar a sus aliados masacrados.
Destruye demonios y serpientes, pero también ayuda a crear vida al traer luz y
agua al mundo.
Los
vikingos coligaban incluso más a los truenos y rayos con su dios Thor, un irritable
guerrero barbirrojo cuyos ojos destellaban terriblemente. Según la mitología
nórdica, Thor manejaba su carro de guerra tirado por cabras a través de los
cielos durante las tormentas y provocaba rayos y truenos al arrojar su
martillo. Fue venerado como un héroe de guerra.
El
rey chino de los truenos, Lei Gong, induce los truenos con un tambor y un mazo.
Su hermosa y vistosa esposa, Dian Mu, lleva un par de espejos para provocar los
relámpagos. A diferencia de su esposa, Lei Gong es viejo y feo, con garras,
alas y piel azul. Sin embargo, tiene una misión honorable de justicia. Derriba
a los criminales que han infringido las leyes terrestres.
Para
los Incas, Illapa era el Dios de los rayos y de la guerra, sin embargo, era un
Dios menor, que no ejercía su autoridad sin la anuencia de Viracocha, el
Supremo Dios Maestro del Mundo.
Asimismo
en culturas como las estadounidenses nativas, esparcidas geográficamente en
todo el territorio, tienen relatos que se centran en uno o varios pájaros de
trueno (Thunderbird). En general, esta bestia sobrenatural libera rayos al
guiñar sus ojos y retumba con truenos al agitar sus alas. Su contraparte es la
serpiente, y estos dos contrincantes se mantienen entre sí en la mira. Una
historia meno-mini aconseja a sus oyentes temer los días calmos, cuando las
serpientes gozan del calor de sol, y amar los días tormentosos, cuando los
pájaros de trueno ahuyentan a estas serpientes peligrosas.
EXPLICACIONES
CIENTÍFICAS
El rayo atañe a una descarga eléctrica en la atmósfera, que
se origina entre una nube y la superficie, o entre dos nubes. El aire, desde el
punto de vista eléctrico es un buen aislante. Sin embargo, cuando la diferencia
de potencial eléctrico entre dos puntos supera un cierto valor límite, en torno
a los 30.000 voltios, se produce la ruptura dieléctrica de éste, haciendo que
el aire sea conductor eléctrico y se produzca una masiva descarga eléctrica en
la forma de un rayo.
En su trayectoria, el rayo transporta corrientes eléctricas
que pueden llegar como término medio a 30.000 amperios (en nuestras viviendas,
las intensidades eléctricas están en torno a los 0,5 amperios con voltajes de
220V) durante millonésimas de segundo con potenciales que se han llegado a
estimar en valores que sobrepasaban los 15 millones de voltios, pudiendo llegar
incluso a los 200 millones.
El aumento de temperatura en los puntos por donde pasa la
descarga (hasta un valor cercano a 30.000°C) y el brusco aumento de presión
debido al calentamiento asociado generan una gran luminosidad conocida como RELÁMPAGO y ondas de sonido que
constituyen el TRUENO. La velocidad de propagación del sonido en el aire es del
orden de 1.200 km/h, de modo que el tiempo transcurrido entre el avistamiento
del relámpago y el trueno permite estimar la distancia del observador al punto
de ocurrencia del rayo.
El rayo que cae al suelo produce la fulgurita (del latín
fulgur, relámpago), nombre que se le da en mineralogía a las rocas cuya
superficie ha sido fundida por rayos y también a los agujeros característicos
que se forman en las rocas a causa del mismo agente. Cuando golpean rayos sobre
las superficies desnudas de las rocas, el aumento repentino de temperatura
puede producir cierto grado de fusión, especialmente cuando las rocas son secas
y la electricidad no circula con facilidad.
Regularmente en el mundo se producen unas 44.000 tormentas y
se generan más de 8.000.000 de rayos según el sistema de detección mundial de
meteorología. Se calcula que aproximadamente sólo el 60% de los rayos producen
truenos. Esto se debe a que, a menudo, las ondas de varios rayos consecutivos
se mezclan para formar uno, o se anulan mutuamente.
El sonido tiende a rebotar en las moléculas que hay en el
aire lo que hace que el sonido viaje en todas direcciones, por lo tanto,
mientras más lejana esté la fuente del sonido, más distorsionado será el
sonido. Por lo tanto, cuando se escucha el estruendo repetido de un trueno, la
descarga eléctrica ocurrió lejos. Si se escucha el “crack” o “boom” seco de un
trueno, es porque la descarga eléctrica ha ocurrido cerca (<100 m).
No obstante nos parezca increíble, el 80% de las personas que
reciben la descarga de un rayo sobrevive. El 30% lo recibe de un teléfono, dentro de sus casas. De los
sobrevivientes, el 50% queda con alguna secuela: problemas psicológicos, como
miedo a las luces y al aire libre; problemas fisiológicos, como cataratas,
problemas de audición, quemaduras en la piel, pérdidas de memoria. Las
quemaduras suelen ser superficiales al actuar la piel como un escudo, generando
vapor de agua por el intenso calor de la corriente eléctrica, lo que hace ésta
circule por el vapor, que es mejor conductor.
Referencias
http://axxon.com.ar/zap/c-zapping0146.htm
http://www.gestiopolis.com/recursos2/documentos/fulldocs/ger/rayngr.htm
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