¿QUIÉN FUE NOÉ?. PERCY ZAPATA MENDO.
¿QUIÉN FUE NOÉ?
Noé
fue hijo de Lamec, más el nombre de su madre no es mencionado en ningún pasaje
de la Biblia. Fue el mayor de sus hermanos. Su abuelo, Matusalén, es conocido
como el hombre más longevo de la humanidad: vivió 969 años, y murió el mismo año
que sobrevino el diluvio. La narración de Génesis vincula claramente la línea
genealógica de Noé con el primer hombre, Adán, y la estirpe que no procedía de
Caín, que ejecutó el primer acto de violencia de la historia de la humanidad,
matando a su hermano Abel.
Noé
o 'Noah' significa “cómodo” o “fácil de llevar”, una palabra que según los expertos,
da la idea de “descanso”. Su padre le puso el nombre con un sentido profético:
“Éste -dijo Lamec- nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras
manos, a causa de la tierra que el Señor maldijo”.
Aunque
la Biblia no lo especifica, el origen de Noé estaría en el área de Mesopotamia
(actual Irak). El arca que construyó, después del diluvio, acabó posándose
sobre los montes de Ararat, en la Turquía actual. Allí es posible que
desarrollara su vida posterior al diluvio.
Su profesión y manera de ser
No
se detalla cuál fue su profesión. Algunos han señalado la posibilidad de que
siguiera la línea nómada y pastoral de los patriarcas y que se emparenta con el
hijo de Adán, Abel. Sin embargo, después del diluvio se le ve plantando viñedos
y se le llama “labrador”. La construcción del arca, por otra parte, le ocupó
mucho tiempo de trabajo: en concreto, cerca de 120 años. Durante ese tiempo
predicó sobre el juicio que vendría sobre la tierra.
Respecto
a su carácter, explica el relato de Génesis que era “justo e íntegro (o
perfecto) en sus generaciones”. Justo se refiere a sus acciones. Íntegro, a su
fe en Dios. Y que “caminaba con Dios”, como uno de sus antecesores, Enoc, que
no murió sino que Dios “se lo llevó”. “¿Qué significa caminar con Dios? -Dice
el pastor y profesor Shai Shemer- Que iba por sus caminos”, lo que en la
enseñanza bíblica significa “amar a Dios y al prójimo”.
Su descendencia
Tuvo
tres hijos: Sem, Cam y Jafet. De ellos procederán todas las familias de la
tierra. Shai Shemer apunta a la formación de la identidad del pueblo de Israel,
que la Biblia identifica en la línea de Sem, y su oposición a Cam, identificado
con los enemigos de Israel: Egipto y los cananeos que habitaban la tierra que
luego conquistarían.
Antes
del diluvio, el panorama descrito en Génesis es de “maldad” y “violencia”. La
palabra correcta, dice Shemer, es “rapiña” o “injusticia extrema”. Es “una prostitución
total del comportamiento. Por eso cuando Dios le habla a Noé, no invoca a la
corrupción y a la injusticia juntas, sino sólo a la injusticia. Cuando el
expolio, el derramamiento de sangre, la falta de respeto por la vida ajena
llega al punto de acabar con ella, se produce este juicio exterminador”. Hay
diferencia, por tanto, del juicio hacia Babel que se describe poco después en
el Génesis, donde se presenta una generación opuesta a Dios pero “que tenía
armonía, no practicaba la agresión de todos contra todos”.
Lo que hizo después del Diluvio
Noé,
tras sobrevivir junto a su familia, salió del arca con todos los animales.
Practicó el culto a Dios y recibió su bendición. El relato de Noé en Génesis
concluye con su borrachera tras beber el vino que había elaborado, revelando la
semilla del fracaso en la misma identidad humana. Una situación que le llevó a
estar desnudo en su tienda, lo que provocó reacciones distintas en sus hijos
-dos de ellos con respeto y compasión hacia su padre, uno con burla-, por lo
que pronunció palabras de bendición para Sem y Jafet, y de maldición para
Canaán, el hijo de Cam.
Lo que enseña el relato de Noé y el
Diluvio
Ya
hemos citado el relato de Ezequiel, uno de los últimos profetas del Antiguo
Testamento, que de hecho escribe en Babilonia, junto al pueblo que había sido
llevado cautivo, lejos de su tierra. La mención a Noé se encuentra en medio de
una profecía de destrucción hacia la añorada Jerusalén, un juicio que muchos de
los exiliados judíos no podían imaginar. La advertencia de Ezequiel concluye,
sin embargo, con la esperanza de “un remanente” que quedará. “Seréis consolados
del mal que hice venir sobre Jerusalén”, dice el Señor por boca de Ezequiel.
Una situación semejante a la que vivió, por tanto, Noé y su familia.
Jesús
también recuerda “los días de Noé” en medio de una advertencia profética de
juicio. “Como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no
conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos. Así será la venida del
Hijo del hombre” (Mt. 24.37-39).
Los
primeros cristianos también lo mencionaron. Lucas lo incluye en la genealogía
de Cristo. El autor de Hebreos habla de su fe, destacando su obediencia ante el
encargo de hacer el arca. “Por esa fe condenó al mundo y fue hecho heredero de
la justicia que viene por la fe”, dice el escritor.
El
apóstol Pedro es el último en hacer mención de Noé. Primero, en un contexto que
habla sobre la salvación que tenemos en Cristo, en uno de los pasajes de más
complicada interpretación, según muchos exégetas, en el que se dice que Jesús
predicó “a los espíritus encarcelados que en otro tiempo desobedecieron” en los
días de Noé. En su segunda carta, Pedro afirma que Noé fue “guardado” del
juicio del diluvio, y le llama “predicador de justicia”, poniéndolo como
ejemplo a seguir para los primeros cristianos.
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