LA REVOLUCIÓN APRISTA DE TRUJILLO EN 1932. PERCY ZAPATA MENDO.
LA
REVOLUCIÓN APRISTA DE TRUJILLO EN 1932
1.- INTRODUCCIÓN
Han pasado casi ochenta y un años desde que la normalidad
acabó por completo en la capital del departamento de La Libertad. Quedó marcada
para siempre, la madrugada del 7 de julio de 1932. Allí en la histórica y bella
ciudad ocurrió ese aciago día, inevitablemente, un enfrentamiento muy violento
a sangre y fuego que trajo consigo miles de muertes que hasta ahora exactamente
no se puede calcular, constante desolación y entero sufrimiento entre los
peruanos. Estimados conservadores hablan de unos cinco mil fusilados en las
ruinas pre-incas de Chan Chan, teniendo en cuenta que la población del Perú en
1940 era de seis millones de habitantes, y si extrapolamos esta cantidad a la
actualidad (2013), es como si en Trujillo se hubieran ajusticiado a unos veinte
y cinco mil ciudadanos.
Según Basadre, la Revolución de Trujillo fue una de las
peores tragedias que sufrió el Perú. Ningún episodio se le puede comparar. Sin
exageración para este historiador, uno de los más abominables hechos de la
historia nacional. Aquí reinó el encono y la venganza que anticipó a la guerra
civil española de 1936 a 1939.
Ello no justifica para el mismo analista, la represión que
sobrevino. En el cumplimiento de las sentencias con pena de muerte, se hicieron
barbaridades. Cabe añadir que ocurrieron centenares o miles de ejecuciones sin
proceso. Pareció que predominó la
política no sólo de castigo o represalia sino con miras al exterminio del
adversario que, al fin y al cabo, también era peruano.
Así se enfrentaron, a
como dé lugar y sin prever ninguna consecuencia, por un lado, los apristas
cargados de ideales y de indignación imbuidos de apoyo popular con las fuerzas
del orden compuesta por militares y policías que defendían como lo manda la
Constitución y las leyes, el fuertísimo gobierno del Comandante Luis Miguel
Sánchez Cerro.
Jorge Basadre dice en la Historia de la República del Perú:
“Resulta muy difícil decir si hubo fraude o no en 1931… El escrutinio demostró
que Sánchez Cerro obtuvo más votos… Los apristas constantemente han desconocido
elecciones. Lo hicieron en 1962 y 1963 con idénticas características y con
idéntico contenido”…
La denominada
Revolución de Trujillo, además de las injustas muertes de seres humanos
y los daños irreparables, sí que trajo consecuencias políticas profundas
durante casi medio siglo en la vida política del país porque dio lugar a una rivalidad incontenible entre las
Fuerzas Armadas y el Apra que recién pudo ser superada, luego de que el
Gobierno dictatorial del General Morales Bermúdez puso de por medio el entendimiento y desaparecieron para
siempre, las heridas, poco antes de la muerte de Haya de la Torre, ocurrida el
2 de agosto de 1979.
Pero en el camino del desentendimiento, azuzado por
diferentes grupos representativos de
intereses incluso legítimos e ilegítimos, la Historia del Perú cambió por completo. Sobre todo en contra de
los apristas. Por ello, en primer lugar, jamás Víctor Raúl pudo llegar a la
Presidencia de la República, no obstante contar con el voto popular. El veto
militar, inevitablemente, lo impedía. Aunque eso no fuese muy democrático que
digamos.
En efecto, en 1962, luego de las elecciones donde ninguna de
los candidatos alcanzó el tercio que la Constitución vigente de 1933 exigía,
los militares le dieron a conocer al Presidente Prado la oposición tajante de
las Fuerzas Armadas de que el líder del Apra asumiese el poder.
Haya había obtenido el primer lugar y se suponía que el
Congreso lo iba a elegir entre los tres candidatos que ocuparon los tres
primeros lugares. En este caso, él, Fernando Belaúnde y el General Manuel
A. Odría.
2.- BASTIONES
Entre las décadas de los años
1920 y 1930, Trujillo vivió la gestación y crecimiento de la
organización sindical entre los campesinos
y la agitación de la intelectualidad.
Las haciendas Casa Grande, Cartavio y Laredo se convirtieron
en verdaderos bastiones del recién nacido Partido Aprista Peruano, organización
política fundada por el líder
estudiantil, seguidor del radical Manuel González Prada, Víctor Raúl Haya de la
Torre.
Sánchez Cerro publicó una ley controvertida que proscribía
las libertades políticas y permitía la detención de cualquier ciudadano, sin
mandato judicial. Este hecho, sumado a las desigualdades sociales, al
desconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores de las haciendas
azucareras ubicadas al norte de la ciudad de Trujillo, acrecentó el descontento
social. A partir de entonces, las demandas
en contra del gobierno y la liberación
de Haya de la Torre, se volvieron incontenibles.
De madrugada a eso de las 2 am, el 7 de Julio de 1932, un
grupo insurgente compuesto fundamentalmente por campesinos obreros y
estudiantes del Colegio Nacional de San Juan, comandado por Manuel Barreto
conocido como “Búfalo", asaltó y capturó el cuartel de artillería Ricardo
O’Donovan, ubicado en la entonces entrada de la ciudad de Trujillo.
3.- LOS
HECHOS
En la madrugada del 7 de julio de 1932,1 un grupo insurgente
compuesto fundamentalmente por campesinos y obreros, comandado por Manuel
Barreto (conocido como “Búfalo") reconocido líder aprista, asaltó y
capturó el cuartel de artillería Ricardo O’Donovan, ubicado en la entonces
entrada de la ciudad. En esta acción, el mismo Barreto fue uno de los primeros
en caer abatido. El cuartel fue saqueado. Las armas, entre ellas seis cañones
móviles, fusiles y ametralladoras fueron llevadas a la ciudad de Trujillo
mientras entonaban, los levantados, la "Marsellesa Aprista".
La lucha duró cuatro horas desde las 2 a.m. hasta las 6 de la
mañana. Murieron, inevitablemente, muchos de los defensores y
los atacantes.
El Capitán Leoncio Rodríguez Manffaurt, que vio el cadáver de
el “Búfalo” Barreto en el hospital, lo describe así: “Está decentemente vestido
con traje cabritilla. Era bastante musculoso, peludo y barbudo. Más que todos.
Su color amarillo, como si hubiese
sufrido ictericia. Por boca y narices sale ya una espuma sanguinolenta. Tiene
una rosa rosada en el primer botón del saco, en el centro mismo del pecho. Un
gesto de sonrisa que hiela la medula. Esa sonrisa parece una daga toledana”.
Durante la mañana, la ciudad fue tomada por el pueblo
insurrecto, se nombró como Prefecto (máxima autoridad civil), a Agustín Haya de
la Torre (hermano de Víctor Raúl); los distritos aledaños a la ciudad también
se sumaron a la revuelta.
El levantamiento se extendió a Salaverry, el valle de
Chicama, Otuzco, Santiago de Chuco y Huamachuco. También llegó a Cajabamba en Cajamarca y repercutió por
completo en Huaraz, la capital de Ancash.
4.- LA
RESPUESTA DEL GOBIERNO
El Mayor Alfredo Miró Quesada con tropas enviadas desde Lima,
dos compañías de fusileros y una sección de ametralladoras, desembarcó en
Salaverry, puerto que fue recapturado bajo protección de dos secciones del mismo
destacamento, cuyo avance se efectuó por carretera desde Chimbote.
Pero al marchar sobre Trujillo, Miró Quesada encontró
porfiada resistencia y tuvo que retirarse con pérdidas de vidas y de armamento.
Los sublevados habían obtenido una primera victoria y la celebraron
entregándose a la algarabía y el alcohol, sin perseguir al enemigo.
El Gobierno de Lima
envió para debelar la rebelión de Trujillo al Coronel Manuel Ruiz Bravo,
Comandante de la Primera Región Militar con sede en Lambayeque. Las fuerzas que
estuvieron bajo sus órdenes fueron un regimiento de infantería, una compañía de
fusileros una sección de ametralladoras de Cajamarca y varios destacamentos de
la Guardia Civil.
Su acción estuvo facilitada por la defensa que efectivos de
esta institución habían hecho de la hacienda Casa Grande y por la toma
efectuada el 9 de Julio de la hacienda Cartavio, fuertemente defendida por los revolucionarios
en cinco horas de cruento combate.
5.- ATAQUE A
TRUJILLO
El ataque de Trujillo fue materia de un plan elaborado por
Ruiz Bravo y su Estado Mayor encabezado por el Teniente Coronel Eloy Ureta,
después general, héroe de la Guerra contra el Ecuador y Mariscal del Perú.
Este plan combinó la acción en dos frentes de las tropas
provenientes de Lima, a órdenes del Mayor Miró Quesada cuya base era Salaverry
y de las del noreste que tenían su vanguardia cerca del aeropuerto. La aviación
recibió la misión de colaborar señalando los nidos de ametralladoras y los
focos de resistencia de los facciosos.
La lucha se inició en la madrugada del 10 de Julio, precedida
por el bombardeo aéreo de la ciudad sin previo aviso, incluyendo el hospital
donde había números heridos y desoyendo, los atacantes, la petición de
parlamentar.
El combate ocurrió dentro de la ciudad y el avance de los
gobiernistas fue hecho en algunos barrios, casa por casa. En la noche del 10 de
julio entraron en acción las tropas de Miró Quesada que habían sido reforzadas
y a las 10 de la mañana del 11 ya combatían por la posición de la Plaza de
Armas y la Prefectura. Esta fue capturada a la 1 de la tarde.
6.- LOS
AVIONES
Participaron, en la debelación del levantamiento de Trujillo,
una escuadrilla de aviones de caza mandada por el Teniente Coronel Sales Torres
y una escuadrilla de hidros bajo la dirección del Comandante Manuel Cánepa
Muñíz. La aviación protegió, junto con el Crucero Almirante Grau y dos
submarinos, el desembarco de tropas gobiernistas en Salaverry. Luego bombardeó
el cuartel O´Donovan y otros lugares de Trujillo.
7.- LOS
ESTADOS UNIDOS Y EL BOMBARDEO AÉREO A TRUJILLO.
United States Department of State / Foreign relations of the
United States diplomatic papers, 1932. The American Republics (1932) page 944.
Peru.
“La insurrección no es
anti-extranjera, es anti-Sánchez Cerro”.
Estalla la insurrección aprista en Trujillo. Los rebeldes
controlan la ciudad y el Valle del Chicama. Están dirigidos por el coronel
Rubén del Castillo y Augustín Haya de la Torre, hermano de Víctor Raúl. Agustín
telegrafía a Lima amenazando con matar a los rehenes militares a menos que su
hermano sea liberado.
El gobierno responde rápida y duramente con bombardeos aéreos
que parten de la base de Chimbote. Los seis aviones militares lanzan 26 bombas
de fabricación estadounidense, de 25 libras cada una, que más impacto causan en
destruir la vida y la propiedad de los no combatientes, pero con el efecto
militar decisivo de horrorizar a la población y destruir la moral de los
insurrectos. El ejército toma Salaverry y avanza sobre Trujillo. Se combate en
las calles de Trujillo. Los insurrectos se concentran en Laredo, pero los
militares al final los derrotan totalmente. Todo lo que sale en la prensa,
incluyendo las informaciones de Associated Press y United Press, está censurado
por el gobierno. La embajada le advierte al Departamento de Estado que debe
desconfiar de la precisión de tales informaciones.
El embajador Dearing considera que la insurrección de
Trujillo no es “anti-extranjera”, sino “anti-Sánchez Cerro”.Los 35 ciudadanos
estadounidenses en el Valle del Chicama, básicamente de Cartavio y Grace, se
encuentran bien. Los intereses estadounidenses en la zona son Grace y Northern
Peru Mining and Smelting Company.
Sin embargo, el gobierno de Sánchez Cerro, para seguir con
los bombardeos, por un lado, quiere recurrir a los aviones comerciales
estadounidenses, propiedad de la compañía estadounidense Panagra (Pan
American-Grace Airways) dirigida por el capitán Harold R. Harris, y a sus
pilotos para que vuelen un tri-motor Ford. No hay pilotos peruanos que puedan
pilotearlo. Los necesita para llevar municiones a sus tropas y abastecer a los
aviones de combustible, como para según el gobierno llevar cigarros y
avituallamiento a las tropas y trasladar de regreso a Lima a los heridos. En
pleno bombardeo a Trujillo, la Panagra había llevado combustible a la base
Chimbote para abastecer a los aviones militares, cosa considerada por la
embajada, y por la Panagra, como una transacción puramente comercial. Por otro
lado, el gobierno agota todas sus bombas en los ataques a Trujillo, por lo que
le pide a los EEUU que le envié más desde la Zona del Canal de Panamá.
“No more bombs for you”
Se inicia un conflicto diplomático entre los EEUU y el Perú.
Los EEUU consideran que los bombardeos aéreos son excesivos para reprimir la
insurrección norteña. Tampoco quiere verse involucrado en la represión a una
rebelión que no va contra sus intereses. El gobierno peruano considera que la
empresa aérea estadounidense debe poner sus equipos y personal a disposición
del gobierno en su respuesta militar a la rebelión.
El gobierno estadounidense protesta ante el gobierno de
Sánchez Cerro por la presión a su compañía aérea, pero éste insiste, amenazando
con suspenderle los contratos. Según el gobierno peruano, la compañía privada
estadounidense debe apoyar al gobierno peruano en su represión contra cualquier
revolución que surja. Finalmente, la compañía aérea, con la informal y
desmarcada luz verde de la embajada estadounidense, accede al pedido del
gobierno peruano. El piloto estadounidense Thomas Jardine, bajo órdenes de
militares peruanos, vuela de la base militar de Chimbote hacia Casagrande, y de
ahí a Trujillo, llevando paquetes que cree que son municiones. El piloto
estadounidense cuenta a su embajada que sintió las balas de los rebeldes
disparando a su nave. La población trujillana que acaba de sufrir los
bombardeos está indignada con los aviadores. La embajada rechaza seguir
apoyando las operaciones militares represivas. El gobierno peruano insiste y
pide que la Panagra capacite a pilotos peruanos para volar las naves. La
embajada rechaza el pedido.
El gobierno peruano vuelve a insistir invocando un artículo
de un contrato, que estipula que en casos de “desórdenes internos graves” la
empresa aérea debe poner a disposición del gobierno peruano sus equipos y su personal.
El gobierno peruano le recuerda a la embajada que está restableciendo el orden
en un territorio donde hay intereses de ciudadanos estadounidenses, que
corrieron peligro con los disturbios allí ocurridos. Al respecto el embajador
Dearing recibe una comunicación del Secretario de Estado Stimson en que le dice
que desde un punto de vista estrictamente legal el gobierno peruano tendría la
razón, pero que puede continuar negándole la razón al gobierno peruano.
Los EEUU también rechazan la solicitud del gobierno de
Sánchez Cerro de que le envié más bombas desde su base de Colón, en la zona del
Canal de Panamá, para reprimir a los rebeldes. El gobierno peruano, sin poder
reabastecerse de bombas de fabricación estadounidense, recurre a bombas
“hechizas”, fabricadas localmente usando dinamita.
“Los bombardeos en
Trujillo fueron inspirados en el cine”
El embajador Fred M. Dearing le escribe la siguiente carta al
Secretario de Estado:
“Señor: tengo el honor de reportar al Departamento [de
Estado] cómo una película americana ejerció un efecto marcado en la forma
aceptada de conducir operaciones militares en el Perú. En los últimos días de
mayo una película americana titulada “Hell Divers” fue exhibida por primera vez
en Lima. La película muestra vistas excelentes sobre aviadores navales
americanos lanzando bombas sobre objetivos estacionarios. Como es costumbre en
las primeras noches de las nuevas películas en Lima, los exhibidores se
propusieron hacer la primera muestra de “Hell Divers” una función de gala. El jefe
de la Misión Naval Americana en el Perú había visto esta película y comprendió
su valor en promover el interés en la aviación americana haciendo que las
principales autoridades militares asistan a la proyección. Asistió el
presidente, acompañado por sus principales asesores y las autoridades militares
y navales. Todos los aviadores en servicio activo fueron así mismo invitados y
la audiencia estuvo compuesta exclusivamente por oficiales peruanos. Se afirma
que el presidente quedó muy impresionado por la increíble precisión de los
bombardeos navales y los militares peruanos estuvieron igualmente muy
impresionados por la película.
Dos semanas después estalló la revolución de Trujillo.
Normalmente, los revolucionarios hubieran podido tener tiempo para consolidarse,
mientras esperaban que el ejército peruano se ponga en posición de atacar. En
este caso, sin embargo, el presidente hizo que sus asesores militares movilicen
inmediatamente todos los aviones militares y navales, seis en número, y los
ubiquen en un pueblo cerca de Trujillo. Los aviones estaban equipados con todas
las bombas disponibles en el Perú. Parece evidente que la influencia de la
película de bombardeos causó este rápido empleo de los aviones bombarderos
peruanos.
8.- BARBARIE
Una corte marcial comenzó a actuar de inmediato a diestra y
siniestra, condenando a la pena de muerte a 44 reos presentes y a 53 ausentes.
Entre ellos Agustín Haya de la Torre. Sin embargo, este último nunca fue
encontrado. Recibieron la pena de penitenciaría 19 reos presentes y 62
ausentes.
Pero también ocurrieron para colmo de males, las numerosas
ejecuciones no legalizadas de Chan Chan. En relación con las muertes entonces
producidas, conviene distinguir entre las víctimas que hicieron la tropa y los
oficiales al tropezarse en su avance casa por casa y calle por calle, con
combatientes civiles o con sospechosos de serlo y quienes cayeron después de
que cesó la lucha.
Inclusive se aseguró
que fueron fusilados todos aquellos a quienes se encontró en las manos o en los
hombros huellas de que habían disparado. Con crueldad e irresponsabilidad
total.
9.- REPERCUSION
El levantamiento de Trujillo repercutió en Huaraz. Después de
haber sido vencidos cinco rebeldes, fueron ejecutados en cumplimiento de una
sentencia de una corte marcial. Con el voto en contra de dos vocales de ella
Entre los fusilados, en un acto de crueldad innecesaria,
estuvieron el Mayor Raúl López Mindreau
y el joven dirigente aprista Carlos Philips. Uno de los reos, Arístides Boza,
recibió la pena de prisión, sin haber sido acusado por el Fiscal y sin
nombrarle defensor.
El juzgamiento fue hecho primero por grupos, clasificados de
antemano por los jueces como autores, cómplices e inculpados. Las cuestiones de
hecho y las sentencias fueron dictadas individualmente, sin haberse oído y
juzgado a todos los acusados. Similares anomalías hubo en los procesos de
Trujillo.
10.- LA
RESISTENCIA
En la madrugada del día 11 de julio, tras un intenso
bombardeo aéreo y terrestre, un gran despliegue de tropas inició la ocupación
de la ciudad. En la “Portada de Mansiche”, un grupo de francotiradores dirigidos
por Carlos Cabada contuvo el avance del ejército, ayudando a fortalecer las
defensas dentro de la ciudad.
En la histórica plazoleta de “El Recreo”, al final de la
calle central Pizarro, María Luisa Obregón, apodada “La Laredina”,
condujo la resistencia disparando ella misma una ametralladora. La lucha se
desarrolló calle a calle. Los soldados eran recibidos con disparos y en general
con cualquier objeto contundente arrojado por los pobladores rebeldes desde los
techos, entre cánticos y lemas alusivos al Apra.
Fue el profesor Alfredo Tello Salavarria quien se mantuvo al
frente de las últimas trincheras, en el barrio trujillano de “Chicago”.
11.- REPRESALIAS
El 18 de julio, el jefe de operaciones, Coronel Luis Bravo,
informó tener pleno control territorial, luego de cometer numerosas represalias
contra la población civil en Chepén, Mansiche, Casa Grande, Ascope y Cartavio.
Las tres últimas haciendas azucareras donde laboraban algunos de los
revolucionarios.
Un gran número de combatientes que incluso se rindieron fueron fusilados sin juicio. La
Corte Marcial”, sin ninguna garantía e independencia, dictó pena de muerte
contra muchas personas sindicadas como principales responsables del alzamiento.
Muchos de ellos se encontraban fugitivos y otros fallecieron
en el enfrentamiento. La pena se aplicó a los detenidos, quienes fueron
llevados a la ciudadela histórica de barro de Chan Chan, obligados a cavar sus
fosas que se convirtieron en sus tumbas.
Sin excepción, ellos recibieron la descarga fatal el 27 de Julio
de 1932. Según algunas fuentes, el número exacto de muertos, al terminar el
conflicto, llegó a sumar más de 4 mil civiles muy vinculados al Partido
Aprista, quienes fueron fusilados de forma extrajudicial.
Este número, precisamente, lo dio Haya de la Torre en su
manifiesto del 12 de noviembre de 1933.
Lo cierto es que el Perú pasó por uno de sus mayores
sufrimientos. No le hace bien a la patria. No le hace bien a ningún peruano. De
guerras estamos cansados. Y si son civiles. Peor. Mucho peor. Nunca más.
Bibliografía
GIESECKE SARA LAFOSSE, Margarita (2010). La Insurrección de
Trujillo (Jueves 7 de julio de 1932) (N°1 edición). Lima: Fondo Editorial del
Congreso del Perú. pp. 371.
LEÓN ECHAHUE, Félix (1934). Lo Que Vi y Lo Que Se de la
Revolución de Trujillo (N°1 edición). México D.F.: Editorial Horóscopo.
THORNDIKE LOSADA, Guillermo (1969). El Año de la Barbarie
(N°1 edición). Lima: Editorial Nueva América.
En el internet esta la misma historia (literal, es la misma) en la que los apristas eran santos y luchaban por ideales.
ResponderEliminarY en todos dicen 5 000 o 6 000 muertos "apristas".
Que buen trabajo realizan los esbirros alanistas.
Se sabe que esas cifras son exageradas. Aunque si murieron mas de 2 000 personas.
Lo bueno es que apra nunca más. Ya agoniza ese partido de ratas y delincuentes.
nunca escupas al cielo
EliminarEn "Antiimperialismo y el APRA" de Haya de la Torre, redacta lo que vivió en esa época, como quemaron sus libros y es en esté (el que menciono) que trata de reescribir parte de lo que ya estaba apunto de publicar. En otra parte menciona que su libro y sus "ideales" fueron vendidos a chilenos. TE INVITO A LEERLO.
EliminarSi realmente fue esa cantidad de fusilados porque no publicaron las listas de los presuntos muertos y donde están las tomas fotográficas de las fosas que pudieron haber realizado eso demuestra que Haya de la Torre fue un gran mentiroso como orador.
ResponderEliminar¿Como tendrias acceso en 1931 a una cámara?, el cuerpo de inteligencia en ese momento nunca fueron las optimas para realizar un conteo bueno ni de un censo, el Perú no tenia acceso para saber que "presuntos muertos" eran, como los reconoces en un sistema precario?
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