DIOS ESTÁ SIEMPRE CON NOSOTROS. PERCY ZAPATA MENDO.
DIOS ESTÁ SIEMPRE CON NOSOTROS
Por doquiera
que pongamos nuestra mirada,
por doquiera que fijemos nuestra atención,
cuando ahondemos en las inextricalidades de un muón o prión,
allí encontraremos a Dios.
En cada una de las formas de las nubes,
en los dorados rayos del sol,
en el destellar titilante que emiten las estrellas,
allí encontraremos a Dios.
En los dulces balidos que en los verdes campos
el rebaño da al silbo del ovejero,
en los cantos cambiantes de los pájaros,
allí encontraremos a Dios.
En la sangre que corre por nuestras venas y arterias,
en nuestra misma conciencia,
en los latidos de nuestro pecho,
allí encontraremos la maravilla de Dios.
En la santa figura de la madre
de cuyo seno la láctea vida nos confirió,
en la franca sonrisa de nuestros hermanos, sobrinos, abuelos o demás familiares,
allí encontraremos la maravilla de Dios.
En las lindas pupilas de aquella mujer
que de amores aferró tu corazón,
en la grata visión de un ser querido,
allí encontraremos gozoso a Dios.
En las horas de obscuridad y aflicción
cuando a solas estemos con nuestro dolor
aunque le busquemos en la más sombría y lóbrega noche
allí encontraremos siempre dispuesto a Dios.
por doquiera que fijemos nuestra atención,
cuando ahondemos en las inextricalidades de un muón o prión,
allí encontraremos a Dios.
En cada una de las formas de las nubes,
en los dorados rayos del sol,
en el destellar titilante que emiten las estrellas,
allí encontraremos a Dios.
En los dulces balidos que en los verdes campos
el rebaño da al silbo del ovejero,
en los cantos cambiantes de los pájaros,
allí encontraremos a Dios.
En la sangre que corre por nuestras venas y arterias,
en nuestra misma conciencia,
en los latidos de nuestro pecho,
allí encontraremos la maravilla de Dios.
En la santa figura de la madre
de cuyo seno la láctea vida nos confirió,
en la franca sonrisa de nuestros hermanos, sobrinos, abuelos o demás familiares,
allí encontraremos la maravilla de Dios.
En las lindas pupilas de aquella mujer
que de amores aferró tu corazón,
en la grata visión de un ser querido,
allí encontraremos gozoso a Dios.
En las horas de obscuridad y aflicción
cuando a solas estemos con nuestro dolor
aunque le busquemos en la más sombría y lóbrega noche
allí encontraremos siempre dispuesto a Dios.
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