LOS GATOS NEGROS Y LA MALA SUERTE
LOS
GATOS NEGROS Y LA MALA SUERTE
Hagamos
un poco de historia para entender la razón de tal creencia:
Textos
históricos de más de dos mil años de antigüedad hablan del rol de estos felinos
en las diferentes civilizaciones de la época.
En
Egipto se le tenía en muy alto aprecio por su porte, su carácter independiente
y altivo, su habilidad para la supervivencia, y sus dotes como cazador. Y fue
esta habilidad del gato como cazador de ratones la que hizo que, alrededor del
año 3000 a.C., comenzase el proceso de domesticación del animal por parte de la
cultura egipcia.
Su
gran utilidad para mantener los silos de grano limpios de roedores —grano necesario
que de otra manera se habría malogrado— junto a otras cualidades, contribuyó a
que la religión egipcia le incluyera entre sus símbolos sagrados y se le
considerara como reencarnación de los dioses. La belleza del animal sirvió para
que la diosa Bastet, (guardiana del hogar, defensora de los hijos y
representante de la dulzura maternal y la abundancia) fuese representada con
cabeza de gato.
Fue
tal la adaptación del gato a la vida cotidiana de los egipcios, que su muerte
era motivo de duelo familiar; Heródoto, en “Los nueve libros de la Historia”,
manifiesta que los moradores de la casa se rapaban las cejas en señal de duelo.
Tras su muerte, su cuerpo se embalsamaba y momificaba en locales sagrados, y en
el lugar de su enterramiento se colocaba junto a ellos ratones embalsamados. En
1890 fueron halladas en la ciudad de Bubastis amplias necrópolis con más de
300.000 momias de gatos.
La
pena de muerte era el castigo para quien matase a un gato. Diodoro de Sicilia (historiador
del siglo I a.C.) asegura haber visto en Egipto asesinar a un pobre infeliz por
haber dado muerte a un gato.
Los
griegos introdujeron su uso como animal domesticado en Europa y asimilaron la
diosa Bastet a su diosa Artemisa, afirmando que ésta había creado al gato para
ridiculizar a su hermano Apolo.
Los
celtas creían que los ojos de los gatos eran las puertas de entrada al reino de
las hadas.
En
Japón se les utilizaba para proteger los manuscritos sagrados en las pagodas de
la voracidad de los ratones. Se dice que el filósofo chino Confucio tenía un
gato como animal de compañía y que el profeta Mahoma, en pleno siglo VII,
gustaba de predicar con uno en sus brazos.
El
gato gozó de ese status divino hasta que la Iglesia Católica, hacia mediados
del siglo XIII, inició una persecución contra ellos al considerarlos como
símbolo del diablo y sirvientes de las brujas. Ocurre que el gato estaba
presente en multitud de ritos y creencias paganas que había que erradicar y,
por ello, se magnificaron los aspectos negativos del animal: puede ver en la
oscuridad, es esquivo e independiente, despiadado cazador, con innata tendencia
al robo, gusta de la noche, pupila vertical…
Incluso
el Papa Clemente, cuando decidió acabar con la Orden de los Caballeros
Templarios en el siglo XIV, les acusó de adorar al demonio en forma de gato.
Pero
ése no fue el único motivo, también tuvo un gran peso el hecho de su excesiva
proliferación en las ciudades, lo que suponía un incordio. Los gatos
callejeros, alimentados por ancianas solitarias, pululaban por doquier y muchos
vieron en ello algo diabólico, lo que se agravaba si el gato era negro y de
pelaje corto. También se decía que las brujas se transformaban en enormes gatos
negros; así se dijo en Salem, en la colonia inglesa de América del Norte.
Todo
ello hizo que un animal que había gozado de gran prestigio pasase a ser
considerado un animal despreciable. La consideración de animal de mal agüero,
hizo que se diera muerte a miles de gatos y, el aniquilamiento fue de tal
magnitud que, cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más
de veinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares para luchar
contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad. Y sin ninguna
duda, la plaga fue tan devastadora debido al desenfrenado exterminio de los
gatos.
En
Francia, Luis XIII el rey tuvo que poner fin a la matanza de gatos negros. En
el año 1400, la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa. Su existencia
se reivindica a partir del siglo XVII debido a su habilidad para la caza de
ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas en el pasado.
En
los años posteriores, el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio…aunque
la idea que cruzarnos a uno de ellos aún nos despierte ese miedo y superstición
inveterada.
Fuente: sabercurioso
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