Haya de la Torre en la Penitenciaría de Lima: El Panóptico


Haya de la Torre en la Penitenciaría de Lima: El Panóptico

Interior del Panóptico
Tras la asunción del mando de la nación por parte de Sánchez Cerro, éste se dedicó implacablemente a perseguir a Víctor Raúl Haya de la Torres, ubicándole finalmente por el soplo de un jardinero, Manuel Falcón, en la casa de Oscar Plenge, ubicada en la Avenida Pardo 460, en Miraflores. Un centenar de soldados y de la “brigada política” al mando de Damián Mustiga, irrumpieron en el domicilio el 06 de mayo de 1932 a las 3 de la madrugada, tomándole prisionero. Haya fue trasladado a la Prefectura y tras veinte horas de interrogación y tortura, se dispuso su traslado a la prisión conocida como El Panóptico (1).

A las 6 de la tarde del 07 de mayo, manifestantes apristas logran abrirse paso a balazos en un intento de rescatar a Haya, pero las fuerzas gobiernistas apoyadas con armas pesadas dispuestas en camiones, dominaron la situación tras una hora de refriega. Posteriormente y fuertemente custodiado, Víctor Raúl fue aposentado en la misma celda que ocupara el Ex Presidente Augusto Bernardino Leguía. La celda era sumamente húmeda, la puerta poseía doble reja con doble candado y una puerta de plancha metálica adicional, las ventanas habían sido tapiadas con ladrillos, para descansar contaba con un catre oxidado y desvencijado carente de colchón. Un foco con luz amarillenta y mortecina brillaba día y noche encima de su cabeza para que no conciliase el sueño. Le fue prohibida la lectura, le advirtieron que, si apagaba la luz siquiera para dormir, lo dejarían en la oscuridad permanente. Claraboyas enrejadas en el techo permitían a sus guardianes vigilar todos sus movimientos. De Palacio de Gobierno vino la orden que no se le permitieran salir ni siquiera para satisfacer sus necesidades corporales, que debía de ser “enterrado en vida”.

Doble reja y puerta de plancha
metálica.
Al enterarse de estas duras condiciones carcelarias, más severas incluso que con el peor de los criminales que habitaban en el reclusorio, el Director del Panóptico Arturo Valdez Muente, dispuso un trato más humano y ordenó que se le autorice el uso de los servicios higiénicos, pero fue inmediatamente separado de su cargo y reemplazado por Pedro Carrasco con la consigna de “matar de a pocos” al preso odiado por el gobierno.

Al producirse la Revolución de Trujillo el 07 de julio de 1932, se sindicó a Haya de la Torre como autor intelectual de la revuelta y se extremaron las medidas de rigor, Haya se declaró en huelga de hambre desde el 6 al 11 de agosto de 1932. Sufrió afección estomacal aguda, molestias en la vista y la dentadura. Permaneció varios meses recluido en cama. Cuando fue conducido a la enfermería dejaba un rastro de sangre por donde caminaba, la inmovilidad y la humedad habían provocado un proceso varicoso. La presencia física de Haya le era sumamente incómoda para el gobierno, por lo que dispusieron asesinarle fingiendo una reyerta de presos. El encargado de tal evento, era un preso con larga data de asesinatos en su haber, pero Haya se enteró que era muy supersticioso, se agenció de una calavera, forró sus cuencas con celofán rojo y puso en su interior una vela, la cual, al ser encendida, aparentaba que el cráneo despedía llamaradas por sus órbitas, efecto que produjo terror en el criminal encargado por el gobierno.

Ante estas adversidades, Haya escribió:

“Hemos sufrido y estamos sufriendo, pero jamás nos hemos dejado dominar por la desesperación cobarde o por el decaimiento, indignos de nuestra santa causa. Todas las grandes revoluciones han tenido épocas parecidas a la nuestra. La historia está llena de ejemplos de largos sufrimientos y de prolongadas, dolorosas y desalentadoras esperas. Pero es justamente en tales momentos en los que el hombre pone a prueba su moral y su lealtad, su idealismo y su responsabilidad” (Cox, 1946: 77).

Posteriormente circuló la versión que se iba a envenenar las comidas de Haya, y el preso común Adolfo Riojas se convirtió en un abnegado aliado, se ofreció probar los alimentos de Víctor Raúl para evitar su envenenamiento:

“Yo probaba su alimento para que no lo envenenaran, porque si yo muero nada pierde el Perú, pero si usted muere le hace mucha falta al pueblo”.

Al hacerse público estas condiciones carcelarias y ante la amenaza de fusilamiento de Baya de la Torre, ilustres personalidades del mundo se pronunciaban solicitando garantías y libertad para Víctor Raúl. Los cablegramas de Romaind Roland, premio Nobel 1915 y gran pensador francés; el renombrado físico Albert Einstein; Goerge Danbury, político ingles de renombre; Gabriela Mistral, poetisa chilena; el gran pensador Bertrand Russel, premio Nobel 1959; el dramaturgo, crítico y polemista irlandés George Bernard Shaw; el líder hindú Mahatma Ghandi; el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset; el escritor y filósofo español Miguel de Unamuno y el célebre penalista Luís Jiménez de Asúa; el poeta chileno Pablo Neruda; el destacado muralista mexicano Diego Rivera, etc. Así mismo, las campañas en el mundo, las manifestaciones en Argentina, México, Panamá, Costa Rica, Colombia, Chile, etc.  obligaron al gobierno a respetar su vida. “El Comercio” editorializaba como una intervención “extranjera” en asuntos internos del Perú.

El 08 de agosto se sabe que la amnistía propuesta por el nuevo gobierno era inminente. En efecto el 09 la promulgo Benavides. Haya salió el 10 de agosto de 1933 a la 1.10 am para evitar tumultos. Con él, salen libres otros cuatro mil apristas considerados prisioneros políticos. La resistencia a la adversidad aparece, en este discurso, motivada y sostenida por la esperanza del triunfo del aprismo y la fe en las ideas que profesaban. Se cita el caso del preso J. Santos Rujel Díaz, quien ofrecería su testimonio:

“Tenemos el cuerpo destrozado por tantos días de hambre, de sed, de vigilia, de tortura y reímos y cantamos nuestro himno de fe. Qué maravillosos milagros opera la fe en la vida del hombre. Nosotros sufrimos y vivimos nuestro ideal y nuestra fe, y creemos que de los surcos sangrantes de nuestro dolor surgirá la aurora de un nuevo día de justicia (Rujel Díaz, 1946: 16).

(1)   En el lugar donde se ubicaba el Panóptico, actualmente se levantan el Centro Cívico de Lima y el Sheraton Lima Hotel & Convention Center. Se le conoció como el Panóptico, porque la edificación había sido construida de tal manera que cualquier pasadizo era fácilmente vigilable por parte de los guardias (pan: todo / óptico: visión). La penitenciaría fue construida entre 1856 y 1860, por disposición del presidente Ramón Castilla debido a la carencia de un sistema carcelario en el país. Fue inaugurada en 1862. Luego de un estudio realizado por Mariano Paz Soldán, se dispuso la construcción del edificio por parte del arquitecto Michele Trefogli y Maximiliano Mimey.

Fuentes:
·        Vanguardia Aprista
·        Carlos Aguirre. Hombres y rejas. El APRA en prisión, 1932-1945
·        Cox, Carlos Manuel. (ed.), 1946 – Cartas de Haya de la Torre a los prisioneros apristas, 99 pp.; Lima: Editorial Nuevo Día.
·        Rujel Díaz, J., 1946 – Estampas de la prisión. Renovación. Tribuna del pensamiento aprista, 23: 6, 16.

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