LA COBARDÍA DE AGUSTÍN BELAUNDE EN ARICA
LA
COBARDÍA DE AGUSTÍN BELAUNDE EN ARICA
“El
jefe peruano que discrepó de la opinión de sus compañeros de armas, fue el
coronel de guardias nacionales Agustín Belaunde, jefe del batallón
"Cazadores de Piérola", formado casi en su totalidad de gente
colecticia tacneña. En el consejo de guerra este individuo fundó su voto en
favor de la capitulación, alegando que, habiéndose perdido toda esperanza de
auxilio, sea de Leyva, o de Montero, era pueril creer que las escasas tropas de
que se disponía, fueran capaces de contener el empuje de las orgullosas
legiones invasoras; que no era acción de cobardes capitular ante enemigo tres o
cuatro veces superior en número, haciendo antes "tabla rasa" de Arica
y sus fortificaciones; finalmente que no hacerlo así, era sacrificar, a
sabiendas, tanta juventud en flor; era llevarla al matadero (textual).
Es
de suponer la indignación que causaría a los presentes tales declaraciones;
todos protestaron de ellas, atribuyéndolas a cobardía. Fue ésta, en efecto,
nota triste, discordante, en momentos tan solemnes, en que la imagen bendita de
la patria flotaba en la amplia sala, ensangrentada, envuelta en los pliegues
vaporosos de nuestra bicolor enseña, clamando venganza por las ofensas que el
enemigo acababa de inferirle en el Campo de la Alianza.
Pero
Belaunde no paró ahí; al saber que, por razones de orden disciplinario se había
decretado su arresto, a bordo del monitor "Manco Cápac", no esperó la
notificación del caso: desertó de su cuerpo en circunstancias que el enemigo
asediaba a la plaza.
Cuando
el oficial encargado de notificarle el arresto se constituyó en el cuartel del
"Piérola", Belaunde ya había consumado su acto indigno y vil; hacía
rato que se hallaba de fuga, camino de Arequipa, dándose trazas para no caer en
poder del enemigo, que a la sazón merodeaba por los alrededores de Arica. Esto
sucedía el 1º de junio.
No
tardó en hacerse del dominio público la acción criminal de Belaunde,
tildándosele con los más acervos y merecidos calificativos. Fue un cobarde
desertor; su nombre será en todo tiempo execrado, como lo es en Chile el del
comandante Castro, jefe del 3o. de línea.
Belaunde a punto de ser pasado por las
armas
Cuando
aquél huía desatentado del teatro de su hazaña a esconder la vergüenza de su
acción, la justicia estuvo a punto de caer inexorable sobre él. Sin pensarlo se
encontró en el camino a Tarata con el prefecto de Tacna, doctor Pedro
Alejandrino del Solar, que se dirigía a Arequipa, después de la derrota del
Campo de la Alianza.
Belaunde
no pudo disimular la contrariedad y el temor que experimentó por tan inesperado
encuentro. 1 como no pudiera justificar su presencia en ese sitio, ni dar
noticias concretas de la guarnición de Arica, hizo sospechar que había
desertado de las filas de Bolognesi; por lo que el doctor del Solar lo redujo a
prisión, salvando milagrosamente de ser fusilado por no haberse encontrado en
esos momentos oficiales de alta graduación para formar consejo de guerra.
Las patriotas placeras tacneñas castigan
al desertor.
Dos
o tres años después de la ocupación de Tacna por las armas de Chile, Belaunde
regresaba de La Paz (Bolivia) a la primera de las ciudades citadas. Un buen día
se le antojó visitar la plaza del mercado; pero nunca lamentará lo bastante la
hora en que tal hiciera. Lluvia de coles, cebollas, patatas, etc., arrojaron
sobre él las patriotas placeras tacneñas, la mayor parte de las cuales lloraba
la pérdida de un deudo o amigo suyo muerto en el combate de Arica.
Así
castigaron la cobarde acción del que desertó de las filas que comandaba, en
circunstancias que el enemigo de la patria se hallaba al alcance de los cañones
del puerto.
Belaunde diputado al Congreso
El
dictador Piérola pagó con creces a Belaunde— a quien estaba ligado por los
vínculos del compadrazgo— los servicios políticos que le prestara en sus
pasadas revoluciones.
Olvidó
el agitado caudillo demócrata que este mal peruano llevaba en su frente el
’Inri" infamante de cobarde y desertor; y haciendo escarnio de la vindicta
pública, que a gritos reclamaba el castigo del réprobo, le prestó eficaz apoyo
en su gobierno (1896), a efecto de que fuera elegido —como lo fue— diputado al
Congreso por la provincia de Tayacaja no obstante haber protestado de ello los
representantes parlamentarios por Tacna libre, distinguiéndose entre éstos por
la vehemencia y calor con que trató el punto, el probo y patriota tacneño señor
Modesto Basadre.
Por
habernos ocupado con más amplitud de la necesaria de tan tristemente célebre
personaje, nos abstenemos de comentar el error político -por no calificarlo de
capricho inconcebible- en que incurrió el Sr. de Piérola, al apoyar la
candidatura de este mal peruano; atribuyéndolo a la desorganización política de
la época, como consecuencia de la revolución coalicionista que puso término a
la segunda administración del general Cáceres”.
(*)
"El Tiempo" de Lima, de 28 de setiembre de 1919.
Carta de Carlos Agustín Belaunde a
Piérola
En
esta misiva se puede apreciar que Agustín Belaunde, antes que peruano o
militar, era un devoto pierolista:
“En
cuanto a mí, compadre, ya sabe Ud. que cuenta conmigo y con mi batallón y que sí
que perdemos y quedo vivo y puedo escapar, marcharé a formar otro batallón a
otra parte, a fin de defender siempre a Ud. y su gobierno, pues esa sola es mi
única consigna.
No
teniendo otra cosa por ahora que comunicar a Ud., le deseo buena salud y le
repito que cuente Ud. con el brazo de su verdadero compadre y seguro servidor.
Carlos
A. Belaúnde”
Fuente:
·
Vargas Hurtado,
Gerardo. 1921. La batalla de Arica. 7 de junio de 1880. Lima: Imprenta
Americana.
·
Guillermo
Thorndike, “Vienen los chilenos”, pág. 354.
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