EL MITO DE ESCILA
EL MITO DE ESCILA
Escila fue una vez una hermosa ninfa de la cual el dios
marino Glauco, anteriormente un pescador, se enamoró perdidamente de ella, pero
ésta huyó de él hacia la tierra, donde no podía alcanzarla. Desesperado, Glauco
fue a la hechicera Circe, para que le preparase una poción de amor y así
derretir el corazón de la joven.
Circe, que estaba secretamente enamorada de Glauco, le
recomendó dedicar su amor a alguien más digno de él, alguien que estuviera a su
altura, intentando cortejarlo con dulces palabras y miradas, pero el dios no
quiso saber nada de ella, rechazándola. Circe se enfureció, pero no con Glauco,
sino con Escila; por ello, fingió ayudar al dios entregándole un frasco,
recomendándole que lo vertiese en la charca donde Escila solía bañarse, con la
promesa que apenas el cuerpo de la ninfa se pusiera en contacto con el líquido,
quedaría automáticamente prendada del dios.
Glauco siguió sus instrucciones y vertió la poción; sin embargo,
tan pronto como la ninfa entró en el agua, la parte inferior del cuerpo de
Escila se convirtió en perros que ladraban. Doce pies la sostenían y se halló
provista de seis cabezas, cada una con tres filas de dientes. Glauco, que
vigilaba la escena desde la lejanía, perdió su interés por ella y se marchó.
Desde entonces, Escila es un monstruo marino gigantesco con
cuerpo de serpiente y seis cabezas de mujer repulsivas que devora a todos los
marineros que osen pasar por allí. Muy cerca de ella se encuentra el remolino
mortal conocido como Caribdis, que engulle a los marineros. De ahí viene la
expresión “estar entre Escila y Caribdis“, que significa lo mismo que
encontrarse entre la espada y la pared. Encontrarse ante dos dificultades
monstruosas al mismo tiempo.
Referencia: elblogdemiguelfernandez
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