Y NO PODRÁN MATARLOS
Y NO PODRÁN MATARLOS
Asesinato de Orestes Rodríguez |
En
los 80 el Perú vivió la muerte todos los días; los fanáticos de Sendero
Luminoso habían iniciado su frustrada marcha hacia el poder. Uno de los
movimientos fundamentalistas más letales, asesinó a campesinos, policías,
militares, autoridades, políticos de diversos partidos, sacerdotes, entre
otros. Murieron más de 1300 militantes apristas y autoridades en el primer
gobierno o antes. La Comisión de la Verdad (CVR) tiene un capítulo sobre el
Apra y su rol durante los duros años del terrorismo. El Apra no esperaba tal
violencia expandida y ahí se reconoce el sacrificio de militantes y autoridades
que dieron su vida por la democracia contra el terrorismo. El Apra tuvo una
respuesta social inicial y, según la CVR, fue el partido democrático con el
mayor número de víctimas. El terrorismo asesinó a 186 autoridades municipales
(Alcaldes distritales 116, Alcaldes Provinciales 19, Tenientes Alcaldes 22,
Regidores 29) y 133 gobernadores y prefectos apristas del 85 al 90 en todo el
país (Gobernadores 45, Tenientes Gobernadores 79, Subprefectos 7, Prefectos 2).
Más
víctimas: Rodrigo Franco, 30 años, asesinado ante su familia; Félix “Chaleco”
Ortega, prestigioso médico huancaíno; Orestes Rodríguez, maestro aprista y ex
ministro de Trabajo; Ricardo Ramos Plata, ingeniero piurano, destrozado por la
dinamita terrorista en el campus universitario; María Huapaya, lideresa popular
de El Agustino; Víctor Raúl Changali, alcalde de Huanta; Virgilio Purizaga,
reconocido líder del Aprismo en Chepén; José Humberto Vásquez Cosme, dirigente
aprista de Cajabamba. Y tantos jóvenes aprista asesinados: Jorge Samanez Rojas
de 22 años o Máximo Cordero Carrizales de 19 en Villa El Salvador en 1985; Raúl
Cabrera Huaroto, dirigente juvenil de La Tinguiña-Ica; Juan Torres Palomino,
secretario general de la JAP Junín; y más.
En
el 2003, Jesús Aliaga publicó “Mártires de la Pacificación (1980 – 1990)”, que
presenta la primera relación de víctimas del aprismo por el terrorismo. Falta
hacer y escribir más para no olvidarlos. Sendero asesinó a una tradición y
renovación del Apra. Viejos, adultos y jóvenes cuadros no estuvieron más. Su
impacto aún no está estudiado. A 120 años del nacimiento de Haya de la Torre,
conmemoremos a éstos últimos mártires del Aprismo. Recordemos su vida para que
no mueran en la memoria democrática de los que vienen.
Y
cuando el Apra recuerda a sus caídos tal vez no solo lo hace por que duele ver
morir a los que uno más quiere, sino porque también hay muchos que por su
antiaprismo ignoran que en la historia de la pacificación miles viajaron al
infinito envueltos en bandera aprista. Eso no se olvida.
Por:
Javier Barreda, blog: el búfalo de pradera.
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