LAS PIONERAS FEMINISTAS Y SU POSICIÓN FRENTE AL ABORTO
LAS
PIONERAS FEMINISTAS Y SU POSICIÓN FRENTE AL ABORTO
El
8 de marzo está establecido por organismos y países de todo el mundo como Día
Internacional de la Mujer, aprovechado como pantalla de las reivindicaciones
feministas. Y muchas damas en la actualidad que afirman seguir la corriente
feminista, citan a las pioneras de manera constante cuando se trata de luchar
por sus derechos, pero omiten sesgadamente el capítulo referente al
aborto.
Con
ese motivo, Sarah Terzo, que milita en el movimiento provida desde el ámbito
del ateísmo (así que no tiene NADA QUE VER CON LA RELIGIÓN) y el secularismo
(dirige la página web ClinicQuotes y es además miembro de la Prolife Alliance
of Gays and Lesbians [Alianza Provida de Gays y Lesbianas]), ha recordado en un
artículo en Live Action la postura ante el aborto de siete pioneras de los
derechos de la mujer en Estados Unidos. No solamente todas ellas lo rechazaban,
sino que dedicaban palabras muy duras a las madres que querían destruir o
destruían la vida de sus hijos antes de nacer.
Elizabeth Stanton |
Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) militó toda su vida en el abolicionismo y
en el sufragismo. En 1848 participó decisivamente en la llamada Convención de
Seneca Falls, que se considera como la primera muestra de feminismo organizado
en Estados Unidos. Madre de siete hijos, dirigió la publicación The Revolution,
donde dejó por escrito en más de una ocasión su opinión sobre el aborto.
Por
ejemplo, en el número del 12 de marzo de 1868, en un artículo titulado
"Child murder [Asesinato de niños]" cita la investigación de un
médico (el doctor Oaks), que habría descubierto, sólo en el condado de
Androscoggin (Maine), "cuatrocientos
asesinatos anuales producidos por aborto". Y añade: "Tiene que haber un remedio para esta
maldad que clama al cielo".
Sarah F. Norton es conocida sobre todo por su batalla para que la
Cornell Universtiy admitiese mujeres como alumnas, lo que finalmente logró en
1870. También en The Revolution, escribió un artículo contra el "feticidio", donde se
expresaba con una sorprendente frescura, casi como podría hacerlo hoy:
"Matar niños es un asunto fácil y cotidiano.
Los asesinos de niños practican su profesión sin estorbo ni impedimento, abren
carnicerías infantiles sin que nadie haga preguntas y se establecen con una
impunidad que no se permite a los mataderos de ganado. Numerosas personas se
muestran dispuestas a cometer esta forma de asesinato, y anuncian su negocio
con descaro en los periódicos. A nadie parece sorprenderle. Se distribuyen
folletos anunciando pastillas y pociones para conseguir ese objetivo, y de esa
forma los nombres de semejantes asesinos de bebés y los métodos que practican
se nos han hecho familiares... ¿Es que no hay remedio para todos estos
asesinatos prenatales de niños? Tal vez llegue un día en el que una madre
soltera no sea despreciada por su maternidad, y en el que no se negará al no
nacido el derecho a nacer".
Victoria Woodhull |
Victoria Woodhull (1838-1927) fue, en 1872, la primera mujer que se
proclamó candidata a la presidencia de Estados Unidos como forma de reclamar el
voto femenino y una de las primeras mujeres brokers que operaron en Wall
Street.
Era
partidaria del amor libre y del divorcio, pero en cuanto al respeto a la vida
humana no nacida, este párrafo deja claro que no admitía componendas ni paños
calientes:
"Las esposas permiten
deliberadamente quedarse embarazadas de niños, y para evitar ser madres, con la
misma deliberación los matan cuando aún están en su seno. ¿Puede haber una
condición más inmoral que ésta? Somos conscientes de que muchas mujeres
intentan excusarse a sí mismas de abortar, alegando que no es un asesinato.
Pero el hecho de que recurran a un argumento tan débil sólo muestra con mayor
evidencia que son plenamente conscientes de la enormidad del crimen".
Maddie H. Brinckerhoff fue una profesora en el Medio Oeste de Estados
Unidos, sufragista y también colaboradora de The Revolution. Sarah Terzo
explica que se ha alegado su defensa de la "maternidad voluntaria"
para convertirla en defensora del aborto, pero nada más lejos de la realidad.
Por ese término entendía que la mujer tuviese derecho a negarse a mantener relaciones
sexuales con su marido, pero, una vez concebida una nueva vida, no había dudas:
"Cuando un hombre roba para comer,
concluimos lógicamente que algo no marcha bien en la sociedad. Del mismo modo,
cuando una mujer destruye la vida de su hijo no nacido es una prueba de que
algo se ha hecho muy mal en su educación o en sus circunstancias. La cuestión
es: ¿cómo evitar la destrucción de la vida y de la salud?".
Elizabeth Blackwell |
Elizabeth Blackwell (1821-1910), sufragista y abolicionista, fue la primera
mujer en Estados Unidos en obtener el título de médico. En un artículo en el
que describía física y fisiológicamente al embrión en términos de gran belleza,
afirmaba que había que contemplarlo "con
reverente admiración".
En
su diario se lee, en referencia a una doctora que practicaba abortos en Nueva
York, lo siguiente:
"La brutal perversión y destrucción
de la maternidad por la abortista me llenó de indignación y despertó en mí un
antagonismo activo. Que el honroso título de ´mujer médico´ se aplique
exclusivamente a mujeres que se dedican a este sorprendente comercio me parece
un horror. Es una degradación total de lo que podría y debería ser la noble
posición de la mujer".
Charlotte Lozier |
Charlotte Lozier (1844-1870), "modelo e inspiración para la
medicina, la ciencia y la investigación al servicio de la vida" (según el
instituto que lleva su nombre), fue también una de las primeras mujeres médico
de Estados Unidos.
En
1869 un hombre acudió a su consulta en Nueva York un hombre que había venido
desde Carolina del Sur, a quien acompañaba una chica de unos 18 años. El sujeto
pretendía que la doctora Lozier le practicase un aborto. "La
doctora", cuenta la crónica", "le
espetó que había acudido al lugar adecuado para algo tan vergonzoso,
repugnante, antinatural e ilegal. Ofreció su ayuda a la joven en lo que
estuviese en su mano para el momento del parto, y la previno y aconsejó contra
el terrible acto que ella y su acompañante (a quien denominaba ´primo´)
pretendían".
Susan B. Anthony (1820-1906) fue una de las principales colaboradoras
de Elizabeth Cady Stanton en el movimiento sufragista, y una de las más
célebres organizadoras pioneras del feminismo, no sólo en Estados Unidos, sino
también en Europa. En homenaje a su nombre existe la Susan B. Anthony List, un
grupo de influencia que busca la elección de mujeres provida para cargos públicos,
con objeto un día de revertir la legalización del aborto en el país.
Susan Anthony |
En
un artículo que firmó con sus iniciales, pero que la mayor parte de los
investigadores -explica Sarah Terzo- consideran suyo (se publicó en The
Revolution, el periódico de su amiga y colaboradora), decía esto sobre la
culpabilidad de la mujer en el aborto:
"¿Culpable? Sí. No importa cuál sea
el motivo, si el apego a una vida cómoda o el deseo de evitar sufrimientos al
inocente no nacido, la mujer que comete el crimen es terriblemente culpable.
Pesará sobre su conciencia toda la vida, amargará su alma hasta la muerte. Pero
es triplemente culpable quien, por satisfacción egoísta, desoyendo las
peticiones de ella, indiferente al destino que le aguarda a ella, la conduce a
una desesperación que la empuja a ese crimen".
Y
en un discurso de 1875 citaba el aborto junto a otros males ("rupturas del
compromiso, divorcios, adulterios, bigamias, seducciones, violaciones,
asesinatos de esposas, asesinatos de amantes, abortos, infanticidios")
como prueba de "la incapacidad de los hombres para acabar con estos males
sociales monstruosos".
Conclusión:
El
resumen de los testimonios aportados es claro: las pioneras del feminismo
consideraban monstruoso que una madre matara a su hijo fuesen cuales fuesen las
circunstancias de su concepción. Veían el aborto como (la mayor parte de las
veces) una agresión del hombre a la mujer, causándole un doble daño -como mujer
y como madre- para librarse él de un problema. Y condenaban a una sociedad que,
abocando a una estigmatización sin límites a la madre soltera, la empujaba al
aborto.
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