HUACA CHINA (Leyenda)
HUACA CHINA
(Leyenda)
Huaca China era la más hermosa de
las doncellas del Valle de Ica. Estaba comprometida con un joven y apuesto
guerrero que era a la vez, el príncipe de su comarca y heredero al trono. Ambos
jóvenes habían planificado contraer nupcias en la primavera próxima, juntos habían elegido el mejor terreno para
confeccionar su casa y ésta a su vez, estaba rodeada por las más ricas y fértiles
tierras que había en el Valle…pero tanta dicha planificada quedaron truncas
ante eventos inesperados, pues llegaron hasta ellos las noticias del avance de
un gigantesco ejército comandados por unos señores que vivían al otro lado de
las cordilleras, y que venían sometiendo por las buenas o por las malas, a
todos los pueblos que encontraban a su paso.
El príncipe puso sobre las armas
a los hombres de su comarca, pidió la bendición de su padre y del Dios Pachacamac
para que le permitiera regresar con bien, para alegría de los suyos, el de su
familia, y, sobre todo, para poder disfrutar de la compañía de su bien amada Huaca
China.
La despedida del ejército fue
breve, no hubo tiempo para adioses prolongados u ofrendas al Dios protector,
pues el ejército invasor ya había entrado al Valle aplastando la resistencia de
algunos Reyes, que, olvidando sus diferencias y rencillas, se habían unido con
el afán de hacerles frente al todopoderoso señor quechua.
Las madres, esposas, hijas y
hermanas vieron partir a sus familiares con destino incierto, todas lloraban de
rodillas y se mesaban las largas cabelleras en señal de dolor…Huaca China, con
el corazón atenazado por el dolor, subió presurosa a unos roquedales cercanos y
vio partir al serpenteante ejército comandados por su amado, quien le dio un
adiós con la mano a la distancia...
Después de tres días de espera,
le llegó la horrible noticia: Su joven amado había muerto junto con sus hombres
en una reñidísima batalla donde no se pidió clemencia ni cuartel por ninguna de
las partes…Huaca China, impregnada de dolor y tristeza, fue corriendo al lugar
donde ella y su príncipe se vieron por primera vez, sitio al que convirtió en lugar
de peregrinación y al que regresaba cada día para llorar y evocar el recuerdo
de su querido guerrero.
Un día, la doncella miró al
espejo de cuarzo que tenía en su mano, y vio en el reflejo que su amado la
estaba observando e hizo intento de acercársele, más la doncella aterrada por
la aparición, huyó de él y empezó a correr por el desierto, pero en su intento
por escapar, soltó al espejo y este cayó rompiéndose en miles de pedazos, cada
uno de los cuales se fue fundiendo en la arena y formando la laguna, mientras
que sus vestidos que la cubrían fueron convirtiéndose en las dunas que rodeaban
esa masa de agua. Finalmente, ella se sumergió en la laguna que acababa de
formarse y tomó la forma de una hermosa sirena, que sale en cada noche de luna
llena, lamentándose por haber huido de la aparición de su joven amado…
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