Alfonso Ugarte
Alfonso Ugarte
Alfonso Ugarte fue uno de los más ricos terratenientes de
Tarapacá. Estallado el conflicto con Chile, su madre le instó a huir a Europa,
donde tenían una residencia vacacional, y dada su inmensa fortuna, esperar con
tranquilidad a que terminara la guerra con el país sureño, no obstante, él
prefirió quedarse. Solicitó voluntarios, les uniformó, les armó con los mejores
rifles de la época y les asignó una mensualidad; nombró a dicho batallón como
"Iquique N° 1", estuvo conformado por 429 soldados y 36 oficiales,
cuyo mando asumió con el grado de coronel, no siendo militar de oficio.
Participó con los suyos en las batallas de San Francisco y
Tarapacá. Junto con lo restante del ejército profesional del Sur, se replegaron
a Arequipa y Arica. Él siguió al anciano coronel Francisco Bolognesi hacia
Arica, pues le profesaba afecto y admiración.
El 7 de junio de 1880, con los escasos sobrevivientes en el
Morro, decide inmolarse para evitar cayese el pabellón nacional en manos sureñas.
Dejo a un escritor chileno cuente el final de este héroe
peruano:
“Al galope nervioso de
su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto
protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que
estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz
suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron
contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice
del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un
gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su
caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva
el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor
estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete
volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a
estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que
azota los pies del morro”.
Jorge Inostroza C. ´Adiós al séptimo de línea´, Tomo III. Santiago
de Chile, 1957, página 279.
Noticiada Doña Rosa Vernal de la muerte de su hijo, ofreció
mil pesos de recompensa al que encontrase el cadáver (un poco más 25 mil
dólares actuales), el chileno Alfredo Lagos Zúñiga indica:
“... se presentaron 12
cuerpos que tenían alguna semejanza con el coronel, hasta que el día 14 de
junio se encuentran en los roquerios de los pies del morro los restos del
malogrado coronel...”.
De Alfonso Ugarte sólo se encontró un costado del cuerpo, única
parte hallada al pie del morro y que fue reconocido por un calcetín que llevaba
puesto con sus iniciales. En la partida de defunción del coronel Alfonso Ugarte
firmada por el R.P. Diego Chávez el 15 de junio de 1880 se lee:
“Yo el cura propio y
Vicario de esta ciudad de S. Marcos de Arica, sepulté de Cruz Alta en el
panteón de esta el cuerpo Mayor del Coronel Alfonso Ugarte, que fue encontrado
al pie del Morro, y de allí se depositó en su respectivo nicho, hijo legítimo
de don Narciso Ugarte y de doña Rosa Vernal; y para que conste, lo firmo. -
José
Diego Chávez”.
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